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“En una sociedad como la nuestra las personas corren el riesgo de quedar aturdidas”, dice cardenal en homilía

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Tegucigalpa – Durante la homilía de la Misa dominical el cardenal hondureño, Óscar Andrés Rodríguez, expresó que “en una sociedad como la nuestra las personas corren el riesgo de quedar aturdidas”.

 El religioso exhortó a renovar la fe en Jesús como el buen pastor, fe que toma relieve en una sociedad como la nuestra.

Señaló que las personas corren el riesgo de quedar aturdidas por tantas voces y reclamos, pero los cristianos creen que solo Jesús puede ser la referencia definitiva, guía y pastor.

“La cultura en que vivimos rechaza el papel de la oveja y del redil, sin embargo nos dejamos guiar fácilmente por todo tipo de manipulaciones”, reprochó el arzobispo de Tegucigalpa.

Reflexionó que estamos en la cultura de la post-verdad, hay quienes crean modelos de bienestar y de comportamientos que seguimos.

Destacó que pertenecer al redil del Señor no es caer en la alineación sino entrar en un camino de verdadera libertad y felicidad profunda.

En esta ocasión el cardenal hondureño evitó hablar de la pandemia en Honduras, enfermedad que muestra un repunte después del desenfreno ciudadano durante Semana Santa.

Hasta la fecha Honduras acumula 206 mil  381 casos positivos y 5 mil 100 decesos durante más de 13 meses de pandemia.

 No obstante, el cardenal hondureño no se refirió a este tema durante su mensaje en la celebración de la Misa que tuvo lugar en la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa en Tegucigalpa.

En concordancia con el mensaje del papa Francisco, el cardenal hondureño clamó por más vocaciones de la mano de San José, esposo de María y padre de Jesús.

En ese orden, el cardenal hondureño leyó parte del mensaje del papa Francisco para este domingo y pidió más vocaciones en Honduras.

A continuación Proceso Digital reproduce la lectura del día tomada del santo evangelio según san Juan (10,11-18):

En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.» (RO)

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