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Empatía

Luis Cosenza Jiménez

Para algunos, la empatía es una virtud.  Tratando de entender el concepto, comencé por buscar la definición y encontré la siguiente: “Participación activa de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente en los sentimientos de otra persona”.  Puesto de otra manera, equivale a ponerse en el lugar, digamos en los zapatos, de otra persona para percibir y entender su situación y sus problemas como ella los entiende y experimenta. 

En estos momentos en los cuales tenemos muchos damnificados como consecuencia de inundaciones, derrumbes y deslizamientos, la empatía, por parte de nuestros gobernantes para con los damnificados es fundamental.  Debemos entender todos, y más aun quienes nos gobiernan, la situación, los padecimientos y las penas de nuestros hermanos damnificados. Solo así podremos auxiliarles, con tacto y solidaridad humana, sin pretender utilizarles para fines políticos y sin crear dependencia.  Por supuesto que este gran esfuerzo debe liderarlo la Presidente de la República, como máxima autoridad de nuestro gobierno.  Lamentablemente, esto no ha sido así, pero permítanme explicar en más detalle.

A mi entender, la empatía requiere cercanía física. No es algo que pueda darse a la distancia.  No hay manera de entender y sentir la realidad que vive otra persona si ni siquiera la vemos a ella y a su entorno y si no escuchamos sus lamentos, preocupaciones y anhelos.  Sin embargo, según veo y escucho, la Presidente no ha dedicado suficiente tiempo a visitar a quienes resultaron afectados por las inundaciones en el Valle de Sula o en la zona Sur, particularmente en los Departamentos de Valle y Choluteca, o por los deslizamientos en carreteras o en varios barrios de Tegucigalpa.  Uno pensaría que una visita a la colonia Guillén, o a los albergues a los cuales han llevado a los damnificados, sería muy fácil de organizar y tomaría poco tiempo.  Además los damnificados saben que la Presidente ha podido viajar a Nueva York para pronunciar un discurso en la ONU y que participó en los actos protocolarios para celebrar el nacimiento de Francisco Morazán.  Por eso les resulta difícil entender que no le haya sido posible dedicar suficiente tiempo a visitar a nuestros afligidos compatriotas.  El Alcalde de San Pedro Sula osó invitar a la Presidente para que visite las zonas golpeadas de ese municipio, y lamentablemente lo único que cosechó fueron ataques ad hominem.  En lugar de debatir el mensaje del Alcalde, se dedicaron a criticar y atacar al mensajero.

En momentos difíciles todo pueblo quiere sentirse reconfortado por la cercanía de su Dios, su familia, sus amigos y sus gobernantes.  Eso es parte de nuestra naturaleza. También es parte del arte de gobernar bien.  En el caso de nuestros gobernantes no se trata de un noble gesto, sino que ese apoyo y consuelo al compatriota afligido y afectado es parte de sus obligaciones como gobernantes.  No es que hagan un favor al pueblo, sino que simplemente cumplen con sus obligaciones.  Por eso es que la ausencia de nuestra Presidente preocupa e irrita tanto.

Dicen que el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha explicado que la izquierda no puede dedicarse a disminuir la pobreza porque los pobres, una vez que superan la pobreza, dejan de votar por la izquierda.  Una vez que tienen un patrimonio que proteger, le retiran su apoyo a la izquierda.  Por otro lado, el Papa Francisco ha criticado duramente las ideologías, recordándonos que cuando son gobierno siempre se han convertido en dictaduras.  También nos dice que los gobiernos ideológicos de izquierda dicen hacer todo por los pobres, pero no lo hacen con los pobres.  Esos gobiernos no permiten que los pobres piensen, sino que los gobernantes piensan por ellos. 

En nuestro caso, no hay duda que por la pandemia y los múltiples desastres naturales que hemos sufrido, el número de pobres ha crecido.  Ahora deberá comenzar el proceso de reconstrucción de infraestructura y, más importante aún, de viviendas y sueños y anhelos.  Veremos cómo se procede en lo que será un largo proceso de reconstrucción.  ¿Se hará por los pobres, o con los pobres?  ¿Se hará un verdadero esfuerzo por reducir la pobreza o se buscará mantenerla más o menos estable a fin de no reducir el caudal electoral?  Ya veremos.  En todo caso, ojalá que nuestra Presidente pueda acercarse a su pueblo y sentir como en carne propia las preocupaciones, las necesidades y los anhelos de su gente.  Ojalá que se pueda contar con una buena dosis de empatía. Todavía hay tiempo para solidarizarse con los pobres.  Dios quiera que nuestros gobernantes cumplan con su deber y lo hagan.

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