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El periodista Jacobo Goldstein: “Me salvaron la vida, esta vez no me tocaba”.

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Miami, (EEUU) – (Especial para “Proceso Digital” y “La Tribuna” -Por Alberto García Marrder).

Tiene 85 años y se recupera de una delicada operación cerebral que le ha salvado la vida. Pero ese serio percance no tumba a un periodista único como el hondureño Jacobo Goldstein, que sigue ejerciendo -sin cobrar- una profesión que, como él me dice, “me da vida”.

Jacobo, mi amigo y colega de muchos años, me ha permitido (a petición mía), que relate, por primera vez, lo que realmente le sucedió el 22 de febrero del año pasado. Ambos vivimos en el sur de Florida, aunque en distintas ciudades.

Él es uno de los periodistas más prestigiosos de Honduras y del resto de América Latina. Miles de latinoamericanos se despiertan cada día con sus comentarios radiales en vivo sobre la actualidad de Estados Unidos.

Me cuenta que a pesar de la operación cerebral y de su edad, se sigue despertando a las cinco de la madrugada para atender a emisoras de México, Argentina y en Honduras, a Radio América, con la que lleva ya 15 años. Antes estuvo 25 años con la cadena HRN. Y en Miami, “Actualidad Radio” y el programa “Ahora con Oscar Haza”, en la Z-92.3. Y atiende también a las emisoras afiliadas  a la cadena CNN EN ESPAÑOL.


La caída en el aeropuerto de Miami

Ese día, el 22 de febrero de 2020, regresaba de Tegucigalpa de ver a su hermano enfermo, el empresario y político Gilberto Goldstein.

(Su hermano menor murió el 20 de diciembre pasado a la edad de 83 años y tras doce años de estar luchando con la enfermedad del ELA (Esclerosis Lateral Amiotrópica).

En el aeropuerto de Miami y ya de noche, un chofer nuevo lo esperaba en la terminal.  Cuando ambos caminaban hacia el estacionamiento del aeropuerto y Jacobo tirando de su maletín con ruedas, ocurrió la tragedia.

En un desnivel de las aceras, Jacobo tropezó y se cayó al suelo de cemento. Al verlo sangrar profusamente en la cabeza y en la boca (se había mordido la lengua), los paramédicos del aeropuerto recomendaron que fuese a un hospital. Se le transporto a la ciudad de Boca Ratón a donde su hija, Victoria, lo llevo al hospital para hacerle una resonancia magnética del cerebro y varias radiografías. 

Las primeras pruebas no indicaban ruptura alguna, salvo la pérdida de sangre. Ni siquiera las gafas habituales que usa, se rompieron. Pero a los dos meses, aparecieron signos alarmantes. Se le hinchaba la cara, caminaba hacia un lado y perdía memoria.

“Además, no podía escribir a máquina con la mano izquierda, cosa que normalmente hacía desde hace más de 60 años a diario”, me cuenta su hija Victoria (Vicky) Goldstein.

Se le hizo otro “Ct-Scan” y esta vez indicaba lo peor: un “hematoma subdural crónico” que había invadido la duramadre del cerebro y la había movido cinco milímetros del centro. Básicamente, su cráneo estaba por perforar el cerebro.

Una operación a vida o muerte

El neurólogo dijo que había que operar “inmediatamente”. Era de vida o muerte. Y la operación es muy arriesgada, solo neurocirujanos muy especializados la realizan. Fue una mini craneotomía, que es un procedimiento neuroquirúrgico de apertura craneal con el fin de realizar una actuación terapéutica.

El procedimiento se llama en inglés “Burr Holes” y consiste en hacer un orificio pequeño en el cráneo con un taladro especial para extraer la sangre que se ha escapado de las venas puentes rotas por el hematoma.

Su hija mayor, Victoria Goldstein, a quien él llama Vicky; estuvo siempre a su lado y sigue estándolo, porque vive cerca de su padre.

La operación, el 1 de mayo, fue un éxito y se pudo absorber la sangre de la herida. Y aún con el drenaje para lo que quedaba dentro, el día después de la operación en el hospital, a Jacobo le dio, el picor de periodista. Y pidió ser conectado con Radio América de Honduras para dar una primicia, como siempre: la de su propia operación, aunque sin dar muchos detalles.

“Me salvaron la vida, esta vez no me tocaba…no me podía perder la cobertura de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre”, me dice por teléfono con ironía y satisfacción contenida.

Goldstein en su lugar de trabajo. Se observa en su frente derecha el hueco de la perforación en el cráneo.( Foto Ygal Zyberman). 

Lo cuidan las 24 horas del día

Mi amigo sigue con su rutina periodística y no quiere oír nada de jubilarse. No para de decirme que el periodismo le da vida. Pero algo ha cambiado en su vida personal. No puede caerse otra vez. Y un señor de confianza, conduce su auto, le hace la comida y está pendiente de él, las 24 horas del día en su apartamento.

Tengo muchas cosas en común con Jacobo. Los dos hemos trabajado como corresponsales en la Casa Blanca y hemos entrevistado a presidentes norteamericanos en la Oficina Oval. El a Bill Clinton (1997) y a George W. Bush (2005). Y yo a Ronald Reagan (1988).

Goldstein entrevista al presidente Bill Clinton en la Casa Blanca para la cadena CNN.( 1997).

Somos los únicos periodistas latinoamericanos que han tenido el honor de entrevistar a un presidente, a solas, en la Oficina Oval de la Casa Blanca.

Él fue para la cadena CNN-Radio Español de Atlanta y la cadena HRN de Honduras, además para el diario “La Tribuna” de Tegucigalpa. Y yo para la Agencia de noticias española EFE de Madrid.

Jacobo Goldstein (CNN) y Alberto García Marrder (EFE), dos ex corresponsales hondureños en la Casa Blanca de Washington..(1988).

Con “La Tribuna”, todo un récord periodístico

Cuando la cadena CNN quiso contratarlo, según él me cuenta, puso una sola condición: que le permitieran seguir escribiendo para “La Tribuna” de Tegucigalpa y dando crónicas radiales para la HRN. Y, cosa rara, la aceptaron.

Jacobo lleva publicando una columna, “Desde USA”, por más de 30 años en “La Tribuna”, todo un récord del periodismo latinoamericano. En la CNN ha estado 25 años, la mitad en la Casa Blanca. Estuvo 25 años en la emisora HRN y ahora lleva ya 15 años en Radio América.

Los contactos que tenía (y tiene) Jacobo son de primera. Una vez, y eso en Washington en 1985, me despertó para decirme que tenía a su lado al entonces presidente de Honduras, Roberto Suazo Córdova. Y que este quería saludarme antes de entrevistarse con Ronald Reagan en la Casa Blanca, por tercera vez.

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