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El narco se calza de tacones y muestra sus otros vínculos

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Tegucigalpa – El narcotráfico en Latinoamérica también tiene faldas usa tacones altos, maquillaje y luce finas joyas que contrastan con las cirugías que moldean siluetas. Más allá de ello, es amante del poder y hace asomar entre rendijas lo que es secreto a voces. Es probablemente alrededor de las mujeres es donde más visibles son las relaciones que se construyen en este, cada vez más, terrorífico inframundo.

Desde la colombiana Griselda Blanco, pasando por la mexicana Sandra Ávila Beltrán hasta llegar a la Guatemalteca Marllory Chacón puede verse la simbiosis entre distintos estamentos sociales con el mundo criminal.

Los vínculos sociales, sus lazos con los jefes policiales y hasta antidrogas, con empresarios, políticos, modistos, decoradores y un sinfín de protagonistas asoman en cada historia.

“La madrina”

abuela“La viuda negra”, “la reina de la cocaína”, “la madrina” son algunas de las formas en que se le llamó a la colombiana Griselda Blanco, una mujer que marcó la historia criminal de América con su escalofriante carrera en el tráfico de cocaína en Queens, Nueva York en los años 70 donde luego de ser acusada por asesinatos y tráfico huyó a su natal Colombia.

Pero Griselda Blanco regresó a los Estados Unidos a finales de esa misma década a Miami, Florida, donde estableció de nueva cuenta su red de actividades ilícitas. Allí de nuevo fue acusada, esta vez por la muerte de dos capos cubanos y la de un menor. Por ello estuvo en prisión 20 años, luego fue puesta en libertad debido a tecnicismos pese a que el fiscal en el Condado de Miami-Dade obtuvo pruebas suficientes para acusarla de los tres homicidios.

“La viuda negra” regresó entonces a Medellín, Colombia, donde a mediados de 2012 fue asesinada por sicarios que le dispararon a la cabeza en un presunto ajuste de viejas cuentas, según la versión oficial.

Fue ese el fin de una mujer mítica en la historia criminal de las drogas.

“La reina del Sur”

“La reina del Sur”, es Sandra Ávila Beltrán llamada también «La reina del Pacífico».

rinaSandra es originaria de Sinaloa, de una familia de contrabandistas. Es sobrina de Miguel Ángel Félix Gallardo, llamado en el bajo mundo “el padrino” y uno de los más grandes capos en las últimas décadas del Siglo XX, un vínculo que ella ha negado.

Irónicamente esta mujer se casó dos veces con jefes de policía antinarcóticos que mutaron a traficantes. Ambos maridos fueron asesinados.

Meses atrás, “la reina del sur” fue declarada no culpable de los cargos de narcotráfico y asociación delictuosa en los Estados Unidos, pero sí del cargo de apoyar económicamente a una persona ligada al narcotráfico, su condena fue de 70 meses que fueron cumplidos en 2013.

Informes dan cuenta de la amistad entre  “La reina del Pacífico” y el Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, preso en una cárcel mexicana. En su historial esta emperatriz del crimen, cuya vida se liga a los encantos por los diamantes y finas joyas, ha aparecido relacionada con otros jefes mafiosos como Ismael “el Mayo” Zambada, Amado Carrillo Fuentes y los hermanos Arellano Félix entre otros.

Ella salió a inicios de febrero de la cárcel federal El Rincón de Tepic en Nayarit, gracias a una orden judicial revocatoria de la sentencia de cinco años por lavado.

En un comunicado, la Procuraduría General de la República expresó que esa resolución de liberarla «no admite recurso» alguno,  despliega la prensa azteca.

A su salida de prisión, los medios locales dieron cuenta de la metamorfosis de su belleza. Describieron su cabello matizado por las canas, las huellas del tiempo marcadas en su rostro que, describen, ausente de la sonrisa, que generalmente brotaba ante los flashes y las cámaras.

mujer1Sandra Ávila Beltrán ha inspirado a escritores famosos que basados en su vida han dado vida a libros como “La Reina del Pacífico: Es hora de Contar” del periodista mexicano Julio Scherer y “La Reina del Sur” de Arturo Pérez Reverte. No son pocos los narcocorridos que magnifican sus “hazañas” en el sub mundo del tráfico de las drogas y el crimen organizado. Hasta una serie de televisión intentó reencarnar su historia.

“La reina del Sur” vivió una etapa fulgurante el lado de su último compañero, el colombiano Juan Diego Espinoza “El tigre”, sobrino del jefe del cartel del Norte del Valle, Diego León Montoya.

Pero su historia no sólo es una más de tantas otras que surgen en Latinoamérica, donde las mujeres tienen su cuota de participación en el narco. Ella reflejó las relaciones entre ese mundo y el poder tal y como se expresa en varios pasajes de sus vivencias, incluido el narcocorrido denominado “Fiesta en la Sierra” donde los Tucanes de Tijuana desentrañan una realidad cruda.


Una guatemalteca amante de las pasarelas

mayoEs Marllory Chacón Rosell, guatemalteca, tiene 42 años y nació en una aldea de Santa Rosa, su caso retrata las relaciones entre el poder y el narco; al menos de acuerdo a los informes mediáticos que salen de su país. Este 5 de mayo será sentenciada en una Corte estadounidense indica la web Contrapoder. Ella evoca el “extraordinario peligro” en su caso, el de su marido hondureño y el de sus cinco hijos para pedir asilo en los EEUU.

La Chacón es señalada de lavado de dinero por Estados Unidos. Esa mención fue divulgada recién ingresó al poder el actual dignatario Otto Pérez Molina.

La prensa de su país le llama “La reina del Sur” centroamericana. Está casada en segundas nupcias con un hondureño: Jorge Fernández Carbajal.

Al sur de la Florida, EEUU, llegó por voluntad propia para entregarse a la justicia después de colaborar por lo menos un par de años con las autoridades antidrogas estadounidenses y de tratar de limpiar su nombre tras una designación del Departamento del Tesoro de Estados Unidos como pieza clave de un grupo criminal que abastecía de dogas a los grupos mexicanos, incluidos los sanguinarios “Zetas”, informan medios de prensa.

La Oficina para el Control de Bienes en el Extranjero señala que cada mes esta mujer lavaba “cientos de millones de dólares procedentes del narcotráfico”, apoyada logísticamente por su marido Jorge Fernández Carbajal y su presunto socio Hayron Borrayo.

También su hija Christa Castellanos figura en la lista de la Oficina de Control de Bienes en el Extranjero.

Su marido llegó a Guatemala a finales de la década de los 80. Hace 14 años fue capturado en posesión de tres kilos de cocaína pero se le condenó a prisión por portar documentos falsos. Se le endilga sociedad con Mario “El Gordo” Paredes, indica el reporte de Contrapoder.

Esta centroamericana es poseedora de una red de empresas y negocios, amante del buen vestir y del lujo, una típica tradición de las mujeres que escollan en la llamada “narcosociedad”. Sus vínculos con Joaquín “El Chapo” Guzmán así como con empresarios y políticos de gran nivel es parte de las historias de las que da cuenta la prensa guatemalteca.

 

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