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El mundo todavía tiene una tarea pendiente

En la 150.ª reunión del Consejo Ejecutivo de la OMS, que finalizó el 29 de enero, se puso claramente de manifiesto que la gran mayoría de los Estados Miembros apoyan los esfuerzos de la OMS por crear una OMS fuerte, eficaz, empoderada, eficiente, responsable, transparente y financiada de forma sostenible como principal autoridad rectora de la salud mundial, como declaró el Director General, Dr. Tedros, en sus observaciones finales.

Para nosotros, como Enviados Especiales, y para la mayor parte de los Estados Miembros, los beneficios de una OMS empoderada y financiada de forma sostenible que sea capaz de liderar y dirigir eficazmente en todo el mundo las actuaciones de salud mundial son obvias.

Hasta la fecha, y a pesar de los innumerables esfuerzos desplegados por la OMS con los Estados Miembros para suministrar a los países menos adelantados vacunas contra la COVID-19 que salvan vidas, en especial a través de COVAX, pero también a través de otros mecanismos, todavía hay 83 Estados Miembros que no han alcanzado la meta de vacunar al 40% de su población para finales de 2021.

Como Enviados Especiales del Dr. Tedros para la COVID-19, hemos exhortado en reiteradas ocasiones a los líderes mundiales a que aborden este problema.

Sin embargo, hemos visto una persistente falta de solidaridad que acentúa las inequidades y la injusticia. Y esto significa que es probable que un número aún más elevado de países no logren alcanzar el objetivo de vacunar al 70% de su población para mediados de 2022. Esta situación amplía la brecha entre los países más ricos y los más pobres, ya que los primeros han suministrado la tercera e incluso la cuarta dosis de las vacunas y tienen una cobertura superior al 80%.

Una OMS con más autoridad para dirigir los suministros y recursos médicos a donde más se necesiten y para llevar a cabo operaciones de preparación y respuesta en todos los países en igualdad de condiciones, con recursos financieros sostenidos y con capacidad para abordar el control de brotes y nuevos patógenos de manera holística y continuada, haría del mundo un lugar más seguro de lo que es hoy.

Actualmente estamos inmersos en una pandemia a dos velocidades: una velocidad en los países más ricos, en los que una gran parte de la población se ha vacunado y se han reducido las hospitalizaciones y, sobre todo, las muertes, y una segunda velocidad en los países más pobres, algunos de los cuales han podido vacunar a menos del 5% de su población, y donde la muerte y la enfermedad grave continúan haciendo estragos en los sistemas sociales y de atención de salud.

La semana pasada, los 34 Estados Miembros de la OMS que conforman el Consejo Ejecutivo tuvieron la oportunidad de corregir esta situación indicando claramente que apoyaban una OMS fuerte y financiada de forma sostenible.

Sin embargo, no lo consiguieron. No hubo acuerdo sobre la mejora de la financiación de la OMS en el futuro. En lugar de ello, la pregunta se envió a un grupo de trabajo, y no hubo acuerdo sobre cómo se debería fortalecer la OMS. Los Estados Miembros han pedido al Director General que presente nuevas propuestas sobre el fortalecimiento de la arquitectura sanitaria mundial para abordar las inequidades mundiales y velar por que el mundo esté mejor preparado y sea capaz de responder ante la aparición de otra amenaza de enfermedad grave en el futuro.

Ahora es el momento de llegar a un consenso. Tenemos la oportunidad de utilizar esos grupos de trabajo para unirnos con el objetivo común de lograr medidas audaces y ambiciosas que cambien y mejoren la capacidad del mundo para defender a la humanidad y protegerse de las amenazas de enfermedades emergentes.

Fracasar en esta empresa significa exponer al mundo y sus pueblos a un riesgo innecesario. Tenemos que dejar de lado las dudas a título individual y particular en favor del bien común. Nosotros, los Enviados Especiales del Director General, hacemos un llamamiento a los ciudadanos y los dirigentes de todos los países —ya que todos los países del mundo estarán representados en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo— para que lleguen a un acuerdo sobre lo que es bueno y moralmente correcto para el mundo y sus pueblos.

Juntos, tenemos el poder de liderar y hacer realidad el cambio necesario con un espíritu de solidaridad para mejorar los medios de vida de todos y cada uno de nosotros en aras de un lugar seguro y un mundo mejor. Si no conseguimos unirnos para apoyar la construcción de una arquitectura sanitaria mundial más eficiente y eficaz, la pandemia seguirá causando estragos. La decisión es nuestra. La decisión debe tomarse ya.

Firmado:

Enviados Especiales del Director General de la OMS para la COVID-19

  • Dr. Palitha Abeykoon, ex-Director de Desarrollo de los Sistemas de Salud de la Oficina Regional de la OMS para Asia Sudoriental, Asesor Principal del Ministerio de Salud de Sri Lanka;
  • Profesora Dra. Maha El Rabbat, ex-Ministra de Salud y Población de Egipto y profesora de salud pública;
  • Dr. David Nabarro, ex-Asesor Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Cambio Climático;
  • Dr. John Nkengasong, Director de los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades;
  • Dra. Mirta Roses, ex-Directora de la Oficina Regional de la OMS para las Américas;
  • Profesor Samba Sow, Director General del Centro de Desarrollo de Vacunas en Malí.
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