Tegucigalpa – Los videos que dejan ver casos extremos de bullying y violencia en los centros educativos privados, cobran acento en Honduras con la circulación en las redes de videos que muestran los detalles de agresiones extremas entre estudiantes. También ponen en predicado la actitud y actuación de los responsables de enfrentar este tipo de hechos a lo interno de las instituciones educativas.
– Bullying refiere al acoso escolar y a toda forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se produce entre escolares, de forma reiterada y a lo largo del tiempo.
– Un joven de 14 años presuntamente sufrió un acto de violencia extrema cuando en una fiesta con sus compañeros de clase le pegaron con un palo de golf. Sufrió un largo estado de coma. El caso inicialmente mediático se borró de la agenda sin que antes se supiera en que concluyó la historia.
El miedo, humillación, represión y golpes, es lo que recibe un niño o un joven cuando es víctima del bullying, especialmente en un centro de estudios. Una práctica que no frena y parece acentuarse en Honduras, especialmente en la norteña San Pedro Sula y en la capital Tegucigalpa.
Las imágenes de un niño golpeando reiteradamente a otro estudiante, mucho menor que él, en una agresión cometida frente a sus compañeros, quienes solo se reían en el baño de una institución bilingüe de San Pedro Sula, causó repudio social.
Eso provocó indignación en la población hondureña con acceso a la red y desnudó comportamientos que involucran a instituciones donde se forman niños, especialmente, de la élite económica del país. El video refleja como el agresor se encargaba de humillar y golpear a otro que era mucho menor.
Las autoridades del centro escolar hicieron una investigación del caso, pero no se hizo pública que decisión tomaron sobre el tema.
Poco después, se observó en las redes sociales como un niño de un centro escolar religioso de Tegucigalpa golpeó a un joven estudiante por el hecho de haber ocupado su asiento en el autobús escolar. Aquí, pasó lo mismo que en el otro centro escolar, las autoridades no se pronunciaron anunciando que medidas tomarían contra el agresor.
Lo que sí es un hecho es que los niños que fueron agredidos tuvieron un golpe tremendo en la mente, así lo explicó la socióloga Mirna Flores.
“Una persona que recibió bullying va tener temor siempre y una mala relación con sus demás compañeros”, explicó Flores.
El desarrollo tecnológico permite que las repudiables acciones de bullying queden registradas en cualquier cámara de video o fotográfica de los dispositivos móviles que portan los estudiantes y estos registros se convierten en herramientas importantes para denunciar y aplicar los correctivos que de acuerdo a la norma corresponden.
Uno de los relatos más escalofriantes de bullying en el país fue sobre el caso de un joven de 14 años quien presuntamente sufrió un acto de violencia extrema, un comportamiento cruel que le mantuvo al borde de la muerte durante una fiesta escolar.
La víctima, que al igual que los otros jóvenes que participaban en la fiesta eran estudiantes de por lo menos tres escuelas bilingües, se supone que recibió varios golpes con un palo de golf y fue trasladado moribundo por una vecina que encontró su cuerpo al Hospital Escuela Universitario de donde luego fue llevado a un sanatorio privado, donde recuperó la conciencia y contó la historia. El caso, inicialmente mediático, se esfumó de la atención pública. Las acciones de las autoridades en el caso tampoco han trascendido.
Procesos penales juveniles
La fiscal especial de la Niñez, Nora Urbina, conversó con Proceso Digital y compartió que ellos han trabajado en varios casos de bullying, los que definen como acoso escolar, e incluso reveló que han ido a detener a niños de escuelas bilingües.
“No podemos decir si hay casos de proceso penal juvenil porque me debo a una obligación de confidencialidad, pero sí puedo informar que la Fiscalía ha hecho procesos penales juveniles a muchos que cometen maltrato por transgresión, lesiones y hasta infracciones más graves como homicidios. Hemos ido a escuelas bilingües a practicar detenciones y que hay algunos privados de libertad”, compartió Urbina.
La fiscal especial de la Niñez explicó que en Honduras ya está vigente la ley contra el acoso escolar y tiene un efecto preventivo.
“Lo que busca esa ley es fundamentalmente prevenir el acoso escolar entre niños, si se da entre maestro y alumno, está visto como un principio de investigación de la fiscalía por maltrato, por transgresión y eso pasa cuando hay acciones destructivas, humillantes o agresiones que puede significar golpes”, dijo.
Y agregó que “no hay impunidad en esos casos y está concebido que si se produce un maltrato de parte del maestro al alumno puede ser visto como un acoso escolar, puede ser visto como maltrato por transgresión”.
La fiscal explicó que el acoso escolar ocurre cuando las conductas de violencia son repetitivas y no eventuales, pero señala que en ambos casos se puede actuar de la misma manera porque es violencia.
“El acoso escolar es cuando las acciones se repiten de un grupo de niños o de un niño hacia otro. Se marca cuando los hechos son repetidos todas las semanas o todos los días, que se convierten en una situación de miedo y amenaza a un niño”, explicó.
Y añadió que “en ambos casos se debe actuar administrativamente, logrando que ese acto de violencia cese, por otro lado, si el acto de violencia es grave y puede ser considerado en acción penal deben ponerse en conocimiento de la fiscalía contra ese joven que hizo acciones humillantes o de golpes hacia otro niño. Decir que ser menor de edad no es sinónimo de impunidad. Todo joven puede ir a un proceso penal si comete un delito”.
Todo acoso escolar es un acto de violencia
La socióloga, Mirna Flores, considera que el acoso escolar es producido por jóvenes o niños
que tienen como ejemplo a personas violentas en sus hogares.
“El problema no es nuevo y la educación del hogar es fundamental, si los padres de familia muestran una imagen de violencia dan ese ejemplo”, compartió.
Y advirtió que “el bullying comienza con actos sosegados, pero siempre es violencia y puede terminar siendo un delito. Se genera de manera verbal y luego pasa a más. Afecta a la persona que es burlada y hay manifestación física y provoca que una persona le tema a un grupo”.
El pastor Oswaldo Canales, de la Confraternidad Evangélica, cree que el factor fundamental de los agresores es que no tienen una educación debida en sus hogares.
“Uno de los factores que influye mucho es el ejemplo de su padre contra la madre y contra ellos mismos, eso hace que los muchachos lo imiten en la escuela o colegio. Además, los educa la televisión y el internet en exceso”, aseguró Canales.
Y continúo reiterando que “ellos golpean porque eso miran en su casa, es algo normal para ellos, eso daña mucho a la sociedad porque los niños no deben aprovecharse de los demás porque son pequeños”.
El pastor Canales pide a los padres de familia que les dediquen tiempo a sus hijos porque no solo ocupan comida y un techo donde dormir. “Ellos necesitan atención, deben involucrarlos en deportes y jugar a diario para que tengan una buena educación”, dijo.
Indignación por golpe de estudiante
a otro en institución católica
Por otro parte el padre Ovidio Rodríguez reprochó que en una institución católica de Tegucigalpa se diera un acto violento entre estudiantes y no duda que ya tomaron medidas que corresponden.
“Miré un video que me dio mucha vergüenza, me ocasionó pena porque yo estuve en esa institución. Lamenté ver como aquel joven se quedó aguantando. Seguro que expulsaron al agresor, de eso no tenga duda, puso en entredicho la institución”, declaró el padre Ovidio.
Y prosiguió diciendo, refiriéndose a escenas de peleas entre niñas por celos u otras circunstancias, “Eso me indigna, yo mejor no entró a ver mucho esos videos”, dijo con tono de tristeza.
“Solo pienso, ¿Por qué se está viendo normal esto?, así como se miró que las maras eran normales en su tiempo y había que aceptarlas. Creo que los parámetros están dados y la educación se da en la familia, es tarea de los padres para que se viva en paz”, reflexionó.
El padre Ovidio es contundente y dice que el bullying no debe llamarse así y lo define con la palabra “violencia”.
“Lo que preocupa es que el agredido siempre tendrá una herida que no es curada, un resentimiento y una humillación causada, eso provoca una reacción de violencia posterior”, analizó.
La fiscal especial contra la Niñez, Nora Urbina, cerró explicando que ellos pueden actuar de oficio si miran un acoso escolar en un video que circula en las redes sociales.
“Un video es un punto de partida en una investigación, luego vemos el expediente del niño, evaluaciones psicológicas y declaraciones”, explicó Urbina.
Además, advirtió a los agresores que hay condena penal que puede variar por los casos y si hay maltrato puede ser hasta cuatro años de reclusión.
Compartió que Tegucigalpa y San Pedro Sula son las ciudades que tienen más denuncia en la Fiscalía de la Niñez.
El Bullying o acoso escolar se apodera de los niños de Honduras, pero en realidad todo se encierra en la definición, violencia criminal, acotó.
Recomendaciones de la Fiscalía Especial de la Niñez -Los maestros son los primeros llamados a erradicar el acoso escolar observando a todos los alumnos, viendo si hay un grupo de niños ejerciendo violencia contra otro. -Los padres de familia no deben permitir que sus hijos vayan a los centros educativos a generar violencia. -Los padres de familia deben hablar con sus hijos y ver cómo han pasado el día en la escuela para detectar si hay un acoso escolar. -A los jóvenes se les recuerda que ser menor de edad no es sinónimo de impunidad. |
Lo que dice la Ley – El Código de la Niñez indica que los menores entre 12 y 18 años son infractores de la ley. – La ley prohíbe a los medios de comunicación revelar la identidad de los menores involucrados en hechos como el que nos ocupa. – En caso que lo ocurrido sea tipificado como “asesinato en su grado de ejecución de tentativa” los presuntos responsables podrían enfrentar una pena de ocho años de reclusión, sí sus edades oscilan entre los 16 años y no han cumplido los 18. – Sí los protagonistas tienen edades entre 12 y 14 años, estarían detenidos en centros especiales de adaptación social, cumpliendo tiempos de entre tres meses y cuatro años. |
