
En el libro El estrangulamiento económico de La Ceiba, 1903-1965, el historiador Antonio Canelas Diaz desarrolla una crónica explicativa del proceso del crecimiento y desarrollo económico en la Ceiba durante este periodo, que coincide con el apogeo del poder del monopolio bananero representado por la Vaccaro Brothers, después Standard Fruit Company.
Utilizando la información presentada por el autor, podemos ver que existen tres fases importantes en esta historia: el nacimiento de La Ceiba (y sus alrededores, incluyendo El Porvenir) como un emporio agrícola y comercial (1880-1903); la consolidación del enclave dominante (1903-45); y el declive relativo (1945-65) que continúa más allá de esa fecha.
El motor inicial del desarrollo fue el desarrollo agrícola y comercial informal (incluyendo contrabando) llevado por los pueblos garífunas e inmigrantes del interior (principalmente olanchanos). Para finales del siglo XIX se le había unido europeos (principalmente franceses y españoles) desarrollando el cultivo del banano a una escala considerable. Los 20 km del litoral ubicados entre el Parque Cuero y Salado y la ciudad estaban llenos de fincas medianas y pequeñas dirigidas a la producción de banano para exportar. A este tiempo, las operaciones de los que adquirían el banano para llevar a Estados Unidos se limitaban a comprar la fruta.
Este explosivo desarrollo atraía cada vez más inmigrantes e inversión y hubiese podido servir de base para un crecimiento democrático y sostenido de la zona. Con la entrada de la compañía bananera que consolidaba producción, transporte, y comercialización – acompañado de fuerza política que le permitía apoderarse de tierras y monopolizar la logística- se destruyó este incipiente crecimiento. Ya para 1910 el único motor considerable de desarrollo era la frutera.
Posiblemente la entrada de un actor tan fuerte era necesaria para que el sector creciera, y esta empresa hizo inversiones importantes siendo una pionera del desarrollo industrial y financiero en el país. Pero habiendo recurrido a la fuerza y el despojo, con acompañamiento de gobiernos que no entendían de una base democrática necesaria para el desarrollo, los demás actores que hubiesen permitido un desarrollo orgánico y amplio se debilitaron o desaparecieron.
En 1920 hubo un movimiento huelguístico importante, el cual culminó en represión violenta, con decenas de fallecidos. Este ha sido el conflicto laboral más sangriento de la historia de Honduras y tuvo dos consecuencias importantes. La primera fue que creó limitaciones serias y un retraso de casi 35 años en la formación de un movimiento sindical que hubiese sido un buen acompañamiento para el desarrollo de la agricultura industrializada. La segunda fue cohibió de forma significativa el desarrollo de la libre discusión, y la expansión de una base intelectual en la ciudad de la Ceiba que mostraba mucha promesa hasta esa fecha (se publicaban decenas de periódicos, y había mucha vida intelectual creativa).
Al reprimir la capacidad de organizarse de los trabajadores, y la capacidad de construir una sociedad democrática independiente de la empresa y de los gobiernos dictatoriales de ese tiempo, se limitó un experimento de pluralismo democrático orgánico que la historia nos demuestra es la base de un desarrollo sostenible en el tiempo. El amplio mercado educado, y la capacidad de emprender que hubieran resultado de una política distinta hubiesen podido generar una prosperidad sostenida.
Entre el monopolio comercial de los comisariatos, y el control del puerto y de los ferrocarriles, era difícil que entraran otros actores económicos. Sin necesidad de una política deliberada, esto conducía a que el enclave no se integrara (no hubo comunicación terrestre de carreteras con el resto del país hasta 1965), y esta misma falta de integración hizo que las mismas operaciones industriales y financieras nacidas en la ciudad la abandonaran (Banco Atlántida mudó su sede a Tegucigalpa en 1954, las cervecerías y otras fábricas comenzaron a salir esa década), buscando un mercado mayor.
Esta trayectoria nunca se ha podido revertir, y el atraso relativo ha continuado. Es importante estudiar y aprender las lecciones de que el crecimiento debe ser de amplia base e integrado para ser sostenible a largo plazo, tanto para La Ceiba como para Honduras.