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El contrataque de las élites

Thelma Mejía

Tegucigalpa. – La difusión de la Lista Engel hecha por Estados Unidos para los países del triángulo norte, ese espacio de territorio que se les está yendo de las manos a Washington, generó un contragolpe por parte de las elites del llamado pacto de impunidad, haciendo sentir su desafío en Guatemala, Honduras y El Salvador.

En San Salvador, la administración de Nayib Bukele, cuestionó el señalamiento hecho a personas de su entorno y ha acelerado una serie de reformas constitucionales que poco a poco, y de forma estratégica, le van convirtiendo en el hombre más poderoso del llamado pulgarcito de Centroamérica. Bukele empieza a configurar su propia red de poder, mientras se acerca a China y pone mar de por medio con Washington. Sus activistas aplauden cada acción que estiman “reivindicadora”.

Dentro de esa estrategia de consolidación, uno de sus objetivos es controlar la libertad de expresión y ha empezado a hostigar medios críticos y expulsar periodistas extranjeros por considerar que no pudieron “acreditar” su labor de reporteo. Es el caso del destacado investigador mexicano Daniel Lizárraga, editor del diario digital El Faro.

Y en Guatemala, caliente estaba aún la visita de la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris y el compromiso de Giammattei de “cerrar filas” contra la corrupción y la migración irregular, cuando la fiscal general Consuelo Porras—con la venia de las elites impunes de ese país—se echó al fiscal insigne de la lucha anticorrupción, Juan Francisco Sandoval, luego que éste investigara presunta corrupción ligada al entorno del presidente guatemalteco.

Sandoval, fiscal de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (Feci), era de los pocos sobrevivientes de la primavera chapina impulsada por la Cicig, con mucho prestigio por su trabajo, el fiscal Sandoval había sido condecorado por Estados Unidos, pero ello no importó a Consuelo Porras que lo sacó por incómodo. Washington ha suspendido temporalmente la ayuda al Ministerio Público, mientras el presidente Giammattei intenta jugar al sorprendido, preocupado por el recorte de la ayuda, pero respetando la “independencia” del Ministerio Público de ese país.

La gente ha vuelto a salir a las calles a protestar en plena pandemia, mal manejada y con fuertes cuestionamientos de corrupción pública, mientras el exilio no tan dorado de los fiscales y juezas guatemaltecas que se enfrentaron contra las redes de corrupción en ese país, empieza a insertarse en Estados Unidos buscando trabajos, otros, haciendo consultorías, otros más exiliados en tierras lejanas. Todos ellos, según un artículo del diario español El País, están fuera, de momento, pero confiando en que un día Guatemala “florecerá” como lo fue cuando iniciaron su primavera.

En Honduras, la cámara legislativa corrió a reformar un artículo de su ley orgánica para impedir que sus directivos fueran llevados a corte por alterar decretos legislativos bajo la figura de la Fe de Erratas. La prisa por aplicar esa reforma, responde a una petición que les hiciera la suprema corte de justicia, al darles potestad para investigarse y absolverse a sí mismos.

Con esta acción, los congresistas favorecieron a una de sus miembros de la directiva y, por ende, a otro que está próximo a un juicio oral y público. Ha sido uno de los últimos blindajes legislativos hechos en pandemia, en confinamiento, pero bajo la modalidad de la sesión en virtualidad.

Todos estos actos ocurridos en los países del triangulo norte centroamericano, se dieron tras la difusión de la Lista Engel, en la cual Estados Unidos designó a más de una veintena de personajes de la subregión como corruptos o promotores de acciones para socavar las democracias y sus instituciones.

Estos personajes, a quienes se les ha suspendido el visado y no se descarta sean llevados a una muerte financiera a través de la ley Magnitsky, están conectados a redes ligadas al poder político, económico y del llamado mundo paralelo, según las pesquisas estadounidenses y de los cuerpos antidrogas. El golpe de Washington, los tambaleó, pero el contragolpe, la respuesta de las elites se encuentra en movimiento.

Su contrataque ha sido asertivo, desafiante y dispuesto a jugarse en su patio, las decisiones y mensajes enviados por Washington, para quien el triángulo norte parece haberse convertido en una zona hostil cuando de combatir la corrupción y la criminalidad organizada se trata. Es, el “nuevo” triángulo norte., caracterizado por el miedo: de su población al autoritarismo y al crimen en el poder, y de las mafias al miedo de colgar un uniforme naranja y pisar las rejas del nunca jamás.

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