Tegucigalpa – El círculo se estrecha ostensiblemente. El hombre que disparó contra los dos universitarios asesinados hace un año se entregó este viernes. Es el segundo agente que bajo la protección del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), se presenta a las autoridades.
– No se ha desenmarañado si tras las muertes de Carlos Pineda y Alejandro Vargas hay un trasfondo más allá de la acción de los patrulleros.
– Las últimas entregas de dos presuntos responsables del asesinato de los jóvenes universitarios fueron ante el Conadeh y ambos están bajo resguardo militar.
Todo ocurre en medio de un nuevo remezón a lo interno de la Policía hondureña. La nueva sacudida está matizada por un centenar de oficiales y agentes, entre ellos altos jefes y cuadros con amplios perfiles mediáticos, quienes han sido relegados a situación de disponibilidad.
Horas después de anunciada la disponibilidad, el presunto homicida de los estudiantes, el policía Santos Arnulfo Padilla Rodríguez, se entregaba a las autoridades por medio del Conadeh.
Una buena parte de los “disponibles” no pasaron las pruebas de confianza contentivas de exámenes socioeconómicos, psicométricos y pruebas de polígrafo, entre otras evaluaciones. Todo es parte de un tortuoso camino que busca depurar la Policía, luego de que la corrupción y el crimen a su interior quedaron retratados en vivo tras el asesinato que cobró la vida del estudiante de derecho Carlos Pineda y el de sociología, Alejandro Vargas.
El crimen contra los universitarios, ocurrido el 22 de octubre de 2011, fue obra directa de patrulleros asignados a la posta policial de La Granja en Comayagüela, ciudad gemela con Tegucigalpa, la capital hondureña.
El hecho, además de cruento y cargado de frialdad, mostró el peor rostro de la Policía.
Desde hace un año y hasta la fecha la Policía ha visto desfilar tres cúpulas distintas. La última parece ser que ha despertado confianza por parte de las víctimas de los crímenes.
En ese marco las madres de Carlos Pineda, Aurora Rodríguez y de Alejandro Vargas, Julieta Castellanos, expresaron su sentir frente a las últimas actuaciones de la Policía dirigida por Juan Carlos “El Tigre” Bonilla.
“Las administraciones pasadas no hicieron nada por avanzar en este tema, sabemos que el director de la Policía está siendo presionado para no llevar a cabo la depuración policial y él corre peligro porque se está enfrentando ante el crimen organizado y a una serie de criminales que no piensan para atentar contra una persona”, dijo Aurora Rodríguez.
Ambas mujeres mostraron una mezcla de sentimientos. Su dolor se removió con la presencia del asesino de sus hijos, pero luego de un año de esperar por su captura, en las últimas horas, vieron un avance en las investigaciones y detenciones.
Los dos ex policías que se han entregado por medio del Conadeh se mantienen bajo resguardo en unidades militares por cuestiones de seguridad.
Este viernes, el ombudsman hizo un llamado a los otros dos ex agentes que se encuentran prófugos: Carlos Gáleas Cruz y Wilfredo Figueroa Velásquez, para que se acojan a la protección del organismo humanitario y se presenten voluntariamente ante la justicia.
Además, guardan prisión por el asesinato contra los dos universitarios, los policías José Manfredo Fúnez Colindres, Martín Orlando Cortés, Gabriel Donatilo Macías Hernández y Wilson Córdova Rodríguez, quienes estaban asignados al distrito policial del barrio La Granja. Las investigaciones determinaron algún grado de participación en el crimen.
Con la entrega este viernes del ex agente Santos Arnulfo Padilla Rodríguez se cierra el círculo de presuntos asesinos de Rafael Vargas y Carlos Pineda; ahora lo que sigue es determinar el grado de culpabilidad de altos jerarcas policiales y todas las hipótesis sobre los diversos crímenes que se cometieron en varias postas de la geografía hondureña.
