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Egipto, crisis y ocho lecciones para la coyuntura en Honduras

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Tegucigalpa.- Hasta el 30 de enero, Egipto, un país casi 10 veces del tamaño y población de Honduras, llevaba 6 días de demostraciones callejeras continuas, multitudinarias, con miles de manifestantes, pidiendo la renuncia del Presidente Hosni Mubarak. Dichos actos se repetían en El Cairo, la capital de esta nación árabe, y tambien en las ciudades principales del pais. Ello, a pesar del toque de queda decretado por el gobierno que prohibe estar en las calles desde las 4 de la tarde hasta las 8 de la mañana del siguiente día.
 

#El Cairo cuenta con 16 millones de habitantes, la más poblada del mundo árabe. Las manifestaciones tampoco se detuvieron en las otras grandes ciudades del pais, como Alejandría y Suez. En Egipto cerca del 98% de la población total se concentra a lo largo del Río Nilo, cuyas fértiles orillas representan el 3.5% de la superficie total de esta nación. La densidad de la población en las dos orillas de El Nilo es una de las más altas del mundo y por su crecimiento se le considera uno de los graves problemas del país.

Régimen imperante
El pueblo, cada vez más lejos
¿Quién es Hosni Mubarak?
Un discurso tardío
Censura a la información
¿Quién puso en jaque a Hosni Mubarak?
Retos de Estados Unidos en la crisis egipcia
En escena El Baradei
Ocho lecciones para la coyuntura

#Régimen imperante

Según el semanario británico The Economist, el régimen político de Egipto es “autocrático”. En ese estudio anual que hace el semanario, comparando Egipto con Honduras, Egipto logra un puntaje de democracia menor a la mitad de los puntos que obtiene Honduras. La actual democracia hondureña, según The Economist, esta catalogada de “defectuosa”. Por debajo de ese nivel en la escala, se encuentran los regímenes híbridos (mezcla de democracia con autoritarismo) y por debajo de éstos, los de predominio autoritario.

Los factores a continuación identifican el régimen autoritario de Mubarak:

1. Culto a la personalidad del líder del gobierno, el Presidente Mubarak, quien espera morir en la cama y todavía en el poder, o habiéndolo traspasado por voluntad propia a su hijo.

2. La ideología oficial es mantenerse en el poder, construida con las convicciones y por los talentos del gobernante.

3. Fuerte presencia militar, con intervenciones frecuentes del ejército en el proceso político. Se recurre a la represión y a otros métodos forzosos policiales y de inteligencia para ejercer la voluntad del gobernante sobre la población civil, en particular sobre los disidentes y opositores del gobierno.

4. Apariencia de constitucionalismo y de legalidad. La constitución y las leyes dejan de ser un instrumento que garantiza la igualdad de oportunidades para todos. La leyes no se utilizan para limitar los excesos y abusos del poder. El marco jurídico opera como el instrumento de control legal sobre la población y la sociedad civil, limitando las libertades personales, en los casos que sean necesarios.

5. Claro predominio político del partido de Gobierno. Aunque existen otros partidos, ninguno es realmente de oposición, y si llegara a serlo, por ley se declara ilegal. En ocasiones, el partido de gobierno se ha aliado con fuerzas aparentemente antagónicas, a las que les ofrece prebendas para obtener su apoyo coyuntural, mientras mantiene dividida a la oposición partidaria tradicional

6. Hay participación popular controlada, de manera tal, que se le consulta al pueblo en temas de interés, si de antemano el régimen esta seguro que va a ganar. Se desalienta la participación ciudadana y consulta popular en aquellos temas que al régimen le son desfavorables.

7. Apoyo selectivo a grupos de interés, siempre y cuando éstos beneficien o colaboren con los sustentos, proyecciones y aspiraciones del régimen.

8. Políticas de liberalismo económico, con mercados realmente limitados por la forma en que operan y que habitualmente favorecen a intereses privilegiados ubicados en el circulo íntimo del gobernante, o cercanos a los centros del poder.

9. Corrupción generalizada en la gestión pública. Un reducido número de empresarios son los beneficiarios acostumbrados de las licitaciones públicas, si de ellas se derivan inversiones o gastos gubernamentales cuantiosos.

El régimen de Mubarak aparentemente esta organizado bajo un sistema multipartidista, pero en la práctica eso no funciona. Por más de cincuenta años el presidente electo de Egipto sale de unas elecciones de candidato único. Para asegurarse la victoria, tipificada generalmente de “arrasadora”, condiciona y manipula a su favor la Constitución y el sistema electoral.

Con ese propósito, tuvo que reformar la actual Constitución egipcia, vigente desde 1971, haciendo algo parecido a lo que ha hecho Daniel Ortega en Nicaragua para ganar las próximas elecciones.


En febrero de 2005 el presidente Mubarak anunció la reforma de la ley para la elección presidencial, de manera que en las elecciones de 2010 hubiera varios candidatos. En 2007 celebró un referéndum en el que logró la aprobación para aumentar los poderes presidenciales. En las últimas elecciones del 28 de noviembre de 2010 sólo concurrió el 22% de los electores inscritos en el padrón electoral, y como era de esperarse, Mubarak de nuevo triunfó en la primera vuelta, con el 89% de los votos emitidos. Antes de la elección, había dejado fuera de la contienda por “medios legales” a los “Hermanos Musulmanes”, el principal grupo de oposición islamista en Egipto, de tendencia moderada. Por esa y otras irregularidades, dichas elecciones fueron muy cuestionadas y denunciadas como fraudulentas por diversos medios de prensa y organismos internacionales.

#El pueblo, cada vez más lejos

Por los datos anteriores, aún puede afirmarse que Mubarak no ha promovido un régimen totalitario en Egipto, aunque sí de corte policial, y por el término de casi tres décadas. Como gobernante autoritario, nunca ha demostrado tener un mayor interés por penetrar en la vida cotidiana del ciudadano egipcio. Tampoco tiene aspiraciones revolucionarias. Nunca se ha proclamado “mesías” o “salvador de los egipcios” porque va a darle la vuelta al orden social vigente. Por su estilo de gobierno, podría decirse que es un gobernante conservador, muy interesado en el orden cívico. Sin embargo, sus opositores lo tildan de dictador por su acostumbrado autoritarismo. De hecho, ha ejercido el mando con el apoyo constante de una buena parte de la casta militar egipcia, apoyado en su partido político, en un tipo de “democracia” donde no existe competencia política, ni oposición.


En el orden económico se pueden llegar a conclusiones ambiguas. Dependiendo contra cuáles otros países se compara. Aunque la situación es crítica al considerar la riqueza natural de Egipto. En el 2008 tuvieron un ingreso per capita de 5,400 US dólares, monto que casi duplica el de Honduras ($2,800). En el 2010, año marcado por la crisis económica mundial, Egipto creció 5.3%, más del doble que el logrado por Honduras.

Desde el 2010 la situación económica ha empeorado en Egipto. Los precios de los artículos de primera necesidad se han disparado y con frecuencia no hay en el mercado los productos habituales de la canasta básica. Por eso, a pesar de los logros macroeconómicos, en la opinión pública existe la percepción que el gobierno ha fallado en mejorar los estándares de vida del egipcio medio. Para paliar la situación, ha tenido que dar más subsidios directos a la gente pobre, para que puedan cubrir aunque sea parte de sus necesidades cotidianas insatisfechas.

Lo anterior esta sustentado en estadísticas sociales. Mientras que el 10% de la población situada en el estrato social más bajo recibe el 4% del ingreso total del país, el 10% de la población del estrato social más alto recibe el 30% del ingreso total del país. La concentración de la riqueza es tal, que fundamentalmente esta repartida entre el 10% de la población. Se dice que el 1% de la población forman las clases más altas en del pais en términos socio-económicos, y que por sus estilos y preferencias de vida, en la práctica viven fuera de Egipto, sin experimentar ninguna de sus carencias y limitaciones .

Pero igual como sucede en otros países, contar con un ingreso en Egipto no significa vivir mejor con el tiempo, sino lo contrario. La inflación, que en el 2010 alcanzó el 17%, afecta más a quienes viven de un salario, la gran mayoría de quienes trabajan. Su poder adquisitivo, en vez de mejorar, empeora por año. El 20% de la población vive en la pobreza, con un máximo de dos dólares diarios per cápita, y la mitad de éstos en condiciones de miseria.

La pobreza, y en particular la miseria, esta concentrada en El Cairo debido a las condiciones infrahumanas y de desorden territorial en que se encuentran sus pobladores. La población pobre de El Cairo contribuye con numerosos contingentes humanos a las manifestaciones callejeras que vemos a diario por la televisión. Alrededor de la mitad de los 13,5 millones de personas que, según cálculos, residen en el área metropolitana de El Cairo (Gran El Cairo) se ubican en asentamientos informales levantados en terreno agrícola o desértico. En el área metropolitana de El Cairo, el gobierno ha identificado 26 zonas “inseguras” dentro de un plan general de desarrollo de la ciudad para el 2050. Sin embargo, las consultas con las comunidades que se verán afectadas por este plan han sido, al parecer, escasas o nulas. Los habitantes de las “zonas inseguras” se enfrentan a una doble amenaza: falta de seguridad y posible desalojo forzoso.

Así describe Hauser, el corresponsal de la BBC en Medio Oriente ya mencionado: “el ambiente de «Medinat al Qahira» –Cairo en español—“la ciudad que sobrevive victoriosa, a pesar de sus millones de habitantes, del estancamiento político, de las toneladas de basura, de la extrema pobreza, de los enormes problemas demográficos y del calor infernal del verano”. Para tener una idea que para muchos de nosotros es familiar, Karim nos recuerda que “si conducir en el DF de México es estresante, hacerlo en el Cairo es una verdadera hazaña”.

#¿Quién es Hosni Mubarak?

Un régimen autocrático como el egipcio tiene mucho que ver con la personalidad y trayectoria castrense, al estilo soviético, que ha seguido su máximo líder.

Mohamed Hosni Mubarak; nació en la provincia de Minufiya, en 1928. Terminados sus estudios de secundaria, ingresó en la Academia Militar Egipcia obteniendo el título en Ciencias Militares a los 20 años de edad. En 1950 ingresó en la academia de la Fuerza Aérea Egipcia, recibiendo instrucción también en Frunze, la actual Biskek, capital de Kirguistán, entonces República de la URSS, obteniendo el título de piloto de combate. Ascendió rápidamente, y en 1964 fue nombrado representante de la delegación militar egipcia en la URSS.


Durante el mandato del presidente Anwar al-Sadat, se convirtió en comandante en jefe de las fuerzas aéreas (1972), y tres años más tarde en vicepresidente del país. A la muerte de Sadat en 1981, Mubarak le sucedió en el poder.

Como Presidente de Egipto continuó la política de su antecesor, tratando de mantener un equilibrio entre la posición árabe tradicional y las buenas relaciones con Israel y Estados Unidos. Al mantener los empeños en buscar soluciones pacíficas al conflicto árabe-israelí y a la situación del pueblo palestino, se granjeó pronto una posición destacada y de privilegio en política internacional.

Consiguió de Israel la restitución del Sinaí en 1982 y mejoró las relaciones con el resto de países árabes. Reelegido en 1987 mediante referéndum personal, se convirtió en un valioso intermediario entre Israel, los países árabes y Estados Unidos. Defendió, en el seno de la Liga Árabe, las tesis occidentales contra la invasión de Kuwait por Irak y contribuyó con 39, 000 soldados a la guerra del Golfo.

El deterioro económico del país, así como el incremento de las acciones violentas perpetradas por el fundamentalismo islámico contra intereses turísticos –donde el propio Mubarak salió ileso de un atentado integrista en Addis Abeba en junio de 1995– no fueron óbice para que el mandatario obtuviera la mayoría en las primeras elecciones presidenciales multipartidistas celebradas en el país, en septiembre de 2005. Pero como nos recuerda Karim Hauser, corresponsal de la BBC en Egipto, “en realidad, sería pecar de ingenuidad creer en el carácter multipartidista de las elecciones”. Los resultados de los comicios habilitaron a Mubarak a emprender su quinto mandato, cuya finalización está prevista para 2011. Sin embargo, a nivel nacional su carisma se apagó parcialmente por los escándalos de corrupción de su familia y la crisis económica de la década de los noventa.

Las fuertes protestas populares que se sucedieron en estos días de enero en las principales ciudades de Egipto pidiendo la renuncia de Mubarak, ocurren meses antes de que Mubarak cumpliese 30 años en el poder.

#Un discurso tardío

En el discurso que pronunció en una transmisión en cadena el 28 de enero de 2011, el Presidente no parece darse por enterado que elprincipal de las las protestas en El Cairo y otras ciudades del país, es él. Haciéndose el papo, se lava las manos y le pide la renuncia a los ministros de su gabinete, se comporta como “un recién llegado” al poder, sin vínculos con el pasado y anuncia la “esperada” decisión de formar al día siguiente un nuevo Gobierno, por supuesto, encabezado por él. Como parte de las “novedades”, dijo que piensa hacer lo que hasta ahora no ha hecho en 3 décadas: tomar medidas para lograr reformas en la economía, en la lucha social y en lo político.

Pero su promesa, como otras tantas, fue demasiado tardía. Todo empezó con una convocatoria originada hace unos 10 días en El Cairo por estudiantes y graduados universitarios, en su mayoría desempleados, hecha a través de los medios sociales digitales –Twitter, Facebook, Internet, etc.— para que se congregaran en la Plaza Tahrir–que significa revolución–, situada detrás del museo egipcio, en el mero centro de El Cairo.


Para sorpresa de quienes convocaron, se presentaron en el día y hora unos 15,000 manifestantes, en su mayoría hombres, menores de 30 años. En estos estratos poblacionales se anida gran parte del desempleo, la desesperación y la impotencia ante el abuso de las autoridades, en especial de las fuerzas policiales. En la Plaza también pudieron verse ese día un segmento significativo de personas mayores de edad , y en especial mujeres, también jóvenes, desfilando detrás de los hombres, quienes iban al frente de los manifestantes.

No lejos de ahí, sobre el puente Kasr Nilo, que une el edificio de la ópera con la Plaza, la pugna entre los manifestantes y la poliicía por defender sus posiciones fue dura y larga. Avanzaban unos y retrocedían otros, y a la inversa. El forcejeo duró varias horas. Lo mismo ocurrió en otros puntos de la ciudad. Las columnas de humo de vehículos de lanza llamas y gases lacrimógenos empezaron a cubrir los edicios más altos del downtown, como se conoce el centro de la ciudad en El Cairo.

Ya con la noche cerrada, y a pesar del toque de queda, las escenas de caos continuaron, pese a que a partir de un momento la policía desapareció de las calles, quedando las mismas sin autoridad. Los vándalos empezaron a proliferar en las calles de distintos venciandarios de la Ciudad, movilizados en motos. También se multiplicaron los incendios, no solo en El Cairo, sino también en Alejandría y Suez.

En El Cairo ardieron comisarías, coches policiales, la sede del Ministerio de Exteriores, del Interior y la oficina central del partido gubernamental. Cercano a las llamas, estaba y peligraba el famoso museo egipcio, que acoge grandes tesoros arqueológicos de la humanidad, y de la historia y civilización egipcias. En una muestra de civismo, los ciudadanos, espontáneamente, formaron un escudo humano para impedir el pillaje, que también empezó a regarse por toda la ciudad.

#Censura a la información

Con la retirada de la policia, entró el Ejército al centro de la Ciudad en tanques de guerra. Los tanques bloqueaban las calles pero no el movimiento de los manifestantes, quienes gritaban: “Ejercito y pueblo son un sola cosa”. A diferencia de lo ocurrido con la policía, las muestras de solidaridad por los manifestantes hacia los miembros del ejército se multiplicaban en las calles. Las escenas de “abrazos”, la seña de la “V de victoria” fueron vistas en las transmisiones de la cadena de televisión Al Jazeera y por CNN. En El Cairo un número significativo de sus habitantes dispone de antenas parabólica que captan los canales de cadenas extranjeras de televisión. Muchas de esas parabólicas son de fabricación casera.

Fue posible ver soldados que salían de sus tanques para dialogar con los manifestantes, tomarse fotos, usando los celulares, e incluso vimos a ciudadanos dándoles comida a los militares. La escena culminante se dió cuando un General del ejército egipcio, encaramado en un tanque, se dirigió a los manifestantes y les aseguró que no van a disparar contra el pueblo, reiterándole el slogan que “pueblo y ejército“son la misma cosa”.

Los cuatro principales proveedores de internet egipcios cortaron el acceso internacional a sus clientes el jueves pasado (27 de enero), dejando al Grupo Noor como el único disponible en el país. Las redes de telefonía móvil también han sido interrumpidas. Los activistas contra el gobierno de Mubarak han usado los celulares e internet para organizar las protestas más importantes en Egipto en décadas, y en este caso, influenciadas también por la revuelta y el levantamiento en Túnez, ocurrido semanas antes.

#¿Quién puso en jaque a Hosni Mubarak ?

Los cables filtrados por Wikileaks hicieron patente la restricción de libertades a la que está sometida el pueblo egipcio, así como el descontento generalizado de la clase media con los mandatarios. Estos datos, tras ser publicados en Internet se convirtieron en accesibles para todos los egipcios. A ellos, se suma la revelación hecha por el portal donde se confirma que los militares no daban su apoyo a Gamal Mubarak, hijo del actual presidente y firme candidato a sucederle en el cargo, entre quienes auguraban una crisis interna, si su padre moría en el poder.

Una amplia mayoría de la población egipcia da la espalda a la familia Mubarak y reclama unas elecciones democráticas, lejos de las celebradas en 2005 cuando fue reelegido el actual presidente entre las protestas de los observadores independientes, que denunciaron en ese momento los impedimentos que enfrentaron para realizar su labor.


Durante las protestas del día 25 de enero, en las que murieron tres personas, un manifestante que se identificó como Sherif Halil resumió el sentir popular asegurando que «se cayó la barrera del miedo; ya se acabó» y que las protestas trataban de derrocar al Mubarak, «un dictador como Franco en España».

¿Cuál es el papel de las redes sociales?Los egipcios temen la brutalidad policial, de modo que las redes sociales se convirtieron en el lugar de encuentro más seguro para organizar las protestas, algo que también había sucedido antes en las manifestaciones de Túnez. El Gobierno egipcio, consciente de ello, bloqueó Twitter y Facebook, pero ya era tarde; fundamentalmente porque, pese a que las manifestaciones empezaron en enero, el descontento con el Gobierno y las denuncias contra la violencia de la Policía egipcia se suceden en Facebook desde junio de 2010.

La chispa que encendió la mecha fue la muerte de Khaled Mohammed Said, un empresario de 28 años a quien dos policías, vestidos de paisano, lo mataron el pasado 6 de junio frente a un cibercafé de Alejandría. El dueño del café confirmó que los agentes primero lo golpearon dentro del local, lo sacaron y se lo llevaron a un edificio cercano, donde finalmente lo ultimaron.

¿Qué importancia tiene el caso de Khaled Said? La indignación entre los ciudadanos egipcios creció cuando la Policía aseguró que el joven Khaled había muerto tras ingerir una bolsa con drogas. Y la versión oficial de los forenses encubría el caso cuando decía que el cadáver simplemente tenía contusiones bajo un ojo. Pero cuando en realidad las imágenes del cuerpo sin vida de Khaled Said, pudieron verse en Facebook, evidenciaban que el joven tenía varios dientes rotos y la cara hinchada.

ElShahedd, creador del grupo Facebook, gracias a las convocatorias hechas en la red social, Kullum Khaled Said, “Todos somos Khaled Said, ha conseguido mucho más. Ha puesto en entredicho la autocracia egipcia, promoviendo las multitudinarias e históricas protestas que están convulsionando al país del Nilo. El lema de “Todos somos Kaled Said” explica la evolución de la revuelta egipcia y la denuncia de una agresión que despertó entre la población la necesidad de luchar, con protestas cívicas, con un “basta ya” a la impunidad y a las injusticias reinantes. Y prosigue ELShaded: ”Egipto no volverá a ser el de antes. Nos importa mierda que Occidente no esté con nosotros. Es nuestro problema y lo vamos a arreglar solos”, quien rehuye aparecer en cámaras. El protagonismo le molesta. Es más, hoy ni siquiera sabemos su nombre de pila.

Lo anterior confirma que el hombre que está poniendo en jaque a Hosni Mubarak no tiene rostro, ni desea tenerlo. Por un lado, aún sin conocer su real identidad, recibe amenazas de muerte desde el día en quese le ocurrió crear el grupo en Facebook para denunciar la tortura policial, la corrupción, el estado de excepción permanente, la falta de oportunidades y la ausencia de libertades cortesía del régimen egipcio. Por encima de todo, él no esta sólo. Representa a decenas de miles, si no a centenares de miles, de ciudadanos ansiosos por liberarse de las cadenas.

#Retos de Estados Unidos en la crisis egipcia

Obama enfrenta en Egipto el dilema habitual de la política norteamericana exterior: lograr la cuadratura del círculo, es decir, limpiar los incómodos resultados de una diplomacia esquizofrénica, propia de Estados Unidos, que en muchos casos viene arrastrándose desde mediados del siglo pasado.

El dilema en Egipto tiene dos partes. Por un lado y en base a principios, Obama tiene ahora la oportunidad de revertir un legado de 30 años de apoyo y alianza con un régimen autocrático, incompetente, corrupto, desinteresado en aliviar la pobreza de sus compatriotas, con un costo anual para Estados Unidos de 1,500 millones de dólares, sólo en ayuda externa. En su lugar, quisiera instaurar “un nuevo status quo”, “de cambio de régimen”, “de transición hacia la democracia”, con “economías de libre mercado”; características muy distintas, y hasta contrarias, a lo que Mubarak representa en la “norteamérica” en la región.

Por otro lado, por razones geo-políticas, Obama tiene que seguir protegiendo los intereses imperiales que ya posee Estados Unidos en la zona, como potencia mundial. En este sentido, Obama tiene salir con solución a la crisis egipcia que garantice la continuidad de los aseguramientos que ya ha logrado en la región: petróleo (¿Doctrina Carter?), la alianza con Israel y también con el resto de los países árabes, mayormente “moderados y conservadores”. Estos países se han mantenido por años “aliados estables” de Estados Unidos por medio de gobernantes autócratas, con regímenes policiales con iguales o peores al de Mubarak. Romper el status quo en Egipto, y lo que significaría realmente un cambio democrático en el Medio Oriente, levanta muchas incertidumbres y riesgos en la región. Lo ideal sería lograr en cada pais árabe una transición pacíficas y constructiva –tipo Filipinas después de Marcos, sin el efecto dominó de incontrolables desestabilizaciones, como lo sucedido en Iran, después de destronar al Shad Mohamed Reza Pahlevi, monarca que gobernó desde 1941 hasta 1979 en ese país.

Considerando lo anterior no sugiere buenos augurios saber que en los países árabes existe un creciente malestar por el conflicto palestino-israelí y la política de Estados Unidos. Eso está inclinando la opinión pública árabe a favor de Irán contra Washington, tal como concluye un análisis divulgado en agosto pasado por el diario estadounidense Los Angeles Times.

El rotativo publicó un comentario del Shibley Telhami, quien advierte que el presidente Barack Obama se apuntó una victoria diplomática al conseguir apoyo para las severas sanciones que impuso contra Teherán. Pero el sentimiento público en el mundo árabe se mueve en otra dirección, indica. Telhami basa su análisis en una encuesta realizada por el Instituto Zogby y la Universidad de Maryland en Egipto, Arabia Saudita, Jordania, Marruecos, Líbano y los Emiratos Árabes Unidos, la cual refleja que crece en la región una percepción positiva hacia el programa nuclear iraní.

El público árabe —reitera el rotativo — no ve al estado persa como el mayor peligro en la región, en cambio el 88 por ciento considera que es Israel, y el 77 por ciento estima que es Estados Unidos. Tan solo el 10 por ciento de los encuestados opina que es Irán.

Barack Obamahizo ayer (29 de enero) un llamado a defender la libertad de expresión de los egipcios, concepto quizá algo vago (pero no menos poderoso) para el egipcio medio, en un país que ha tenido 3 presidentes en los últimos 60 añosy cuya identidad moderna está atada, justamente, a la represión de las fuerzas islámicas.

El presidente norteamericano recordó una conversación que mantuvo con Mubaraken la que le dijo, como letanía, “lo bueno que sería introducir reformas tendientes hacia una apertura política”. Reiterando a su vez, que Egipto es un aliado nuestro de gran importancia, por eso yo le dije (a Mubarak) que las reformas eran de una urgencia absolutamente crítica”.

Lo anterior parece olvidarse que las fuerzas de seguridad egipcias estan acostumbradas a practicar “métodos legendarios de interrogación”, y que Estados Unidosha dependido en gran medida de esa indigna ventaja comparativa para reprimir desde Egipto al radicalismo islámico en la región. Esa fuerza la usa Mubarak con Obama. Los 1, 500 millones de dólares que Egipto recibe de Estados Unidos cada doce meses incluía que en El Cairo operara un centro privilegiado de los” programas de rendición extraordinaria”, coordinados por la CIA luego de los atentados de 2001, donde detenidos ilegalmente de todo el mundo son transportados a Egipto —pasaje aéreo incluido– a riesgo, según la necesidad del caso, de ser sometidos a torturas e interrogatorios extrajudiciales, teniendo de trasfondo las históricas pirámides como parte del paisaje.

El entusiasmocon la represión a las organizaciones islámicasno es algo que se le pueda reclamar exclusivamente a Estados Unidos o a países árabes secularizados. También lo han compartido, en distintos momentoslaUnión Soviética y Europa. Hasta el punto, que hoy pudiéramos decir que dicho entusiasmo forma parte del imaginario que supuestamente “necesita” el mundo árabe paramodernizarse, cuyos elementos incluye –aunque no se limita a tener– autopistas, represas hidroeléctricas, hoteles de siete estrellas, nuevas oportunidades educativas y profesionales para las mujeres, leyes y gobernantes seculares, tolerancia ante la diversidad, gobierno parlamentario, país sede del mundial de fútbol, etc.

#En escena ElBaradei

Mohamed ElBaradei, premio Nobel de la Paz y líder de la oposición egipcia, se unió el 29 de enero a las multitudinarias protestas antigubernamentales que tienen lugar en el centro de El Cairo y dijo a los manifestantes: «Tenemos un objetivo, el fin del régimen y el principio de un nuevo Egipto».

El premio Nobel de la Paz 2005, a quien grupos de oposición le pidieron negociara con el grupo ejecutivo de Mubarak la formación de un gobierno de unidad nacional, aseveró que sus compatriotas han «recuperado» los derechos. «Lo que hemos empezado no puede volver atrás», manifestó El Baradei en la Plaza Liberación (Tahrir), el epicentro de las manifestaciones en la capital egipcia.

El Baradei aunque no es buen orador, se está imponiendo como referente de la oposición al presidente Mubarak. Su base social descansa en una coalición dispar que engloba desde grupos laicos a los Hermanos Musulmanes, pasando por la nebulosa de cibernautas prodemocráticos. El movimiento incluye islamistas, viejos izquierdistas, militantes prodemocráticos, todo ello enmarcado por una fuerte presencia de la cofradía de los Hermanos Musulmanes.

ElBaradei , sin embargo, esta cuestionado en ciertos círculos de Estados Unidos influyentes en la política exterior norteamericana, debido a la “posición blanda” que adoptó con Irak cuando era alto funcionario del Organismo Internacional de Energía Atómica (AIEA por sus siglas en ingés).. El 27 de enero de 2003, ante el Consejo de Seguridad de la ONU expuso que “la AIEA había desmantelado, eliminado o evacuado la mayor parte de las instalaciones iraquíes con capacidad de fabricar armas nucleares”. El 7 de marzo, ante el mismo órgano, reafirmó su postura y comunicó que “no existía uranio en Irak procedente de Níger, tal y como George W. Bush había denunciado con anterioridad”. Por ello se opuso frontalmente a que Estados Unidos, Gran Bretaña, España y Portugal hicieran la declaración de las Azores que dio lugar a la invasión de Irak de 2003, al considerar que no había pruebas para dicha intervención, y solicitando un plazo de tiempo mayor para que los inspectores realizasen su trabajo.

#Ocho lecciones para la coyuntura

Despues de re-leer lo informado hasta aquí, estoy seguro que no son solamente ocho, y tampoco las mismas, las lecciones que podrían sacarse ante lo sucedido hasta ahora en Egipto. Pero destaco a continuación, las que me parecen dignas de tener en cuenta, considerando la coyuntura en que se encuentra Honduras en la actualidad::

  1. El desmoronamiento del régimen vigente no ocurre en las naciones del centro de la crisis mundial, sino de la periferia. Estas naciones enfrentan una crisis dual, de dimensiones internas y externas. Ambas exigen un cambio sustancial, reformas oportunas y continuas. Los regímenes democráticos defectuosos, y menos los autocráticos, no se perfeccionan por si mismos, por fuerzas “naturales” internas. Los sistemas que se niegan a cambiar e insisten seguir haciendo sólo “mas de lo mismo” para mantenerse, tarde o temprano se estancan, se degeneran, hasta llegar a convertirse en lo opuesto que dicen ser. Y por ello, pierden su legitimidad.

  1. Mubarak tuvo un éxito indiscutible en el manejo de la agenda externa de su pais. En política exterior satisfizo las exigencias de connotados actores que actuaban desde afuera, mayormente Estados Unidos, Israel y el bloque integrado por las naciones árabes de la región. Su error craso fue descuidar la agenda interna. No solucionar a niveles satisfactorios el desempleo, la pobreza, la inequidad, el hambre, el deterioro ambiental, la corrupción, la impunidad ante la ley, etc., males que por años viene sufriendo el país bajo su mandato. No aplicó a los problemas internos y cotidianos de sus ciudadanos el mismo liderazgo –voluntad, urgencia y eficacia– que con éxito usó para solucionar los problemas externos del país. Y por ello, llegó a perder la aceptación de su pueblo.

  1. La paciencia popular tiene un límite ante un sistema que históricamente ha probado ser incapaz en resolver los problemas cotidianos que padecen sus nacionales. El estancamiento económico y social de muchos, mientras progresan unos pocos y siempre los mismos, no suprime sino que mas bien vuelve más intensas las exigencias públicas por el cambio. Además, la libertad, como la alegría, es contagiosa. Por eso, entre los egipcios la demanda por transformaciones son hoy más sentidas y urgentes que antes: en lo económico, por más crecimiento con menos inequidades; y en lo político, por más democracia sin las manipulaciones legales y políticas a que la someten autócratas y dictadores.

  1. El desmoronamiento del sistema egipcio empieza por la juventud desempleada, hambrienta de un futuro con porvenir. Quienes inician las expresiones públicas de rechazo masivo son los jóvenes, en particular, los relativamente educados, miembros de la clase media. Estudiantes y graduados universitarios, que perciben en la acción política un canal para denunciar, reclamar y eventualmente salir del atraso. Exigencias todas que la juventud siente ahora más que antes de educarse.

  1. Los medios sociales de comunicación –celular, Internet, redes, etc.—juegan un papel decisivo en la movilización del pueblo que sale a la calle para protestar por las incapacidades, limitaciones y abuso de un régimen que esta topado, que no da más. Son estos medios sociales los primeros que el régimen trata de reprimir, y si puede, silenciarlos del todo, sobre todo, cuando se siente amenazado. Los medios masivos de comunicación –especialmente la televisión extranjera—complementan los medios sociales de comunicación con bases sociales al nivel nacional.

  1. La institución policial transmite en Egipto las características y el espíritu del régimen imperante, a través sus aciertos, limitaciones y errores. Ello incluye acciones y omisiones, y también abusos de autoridad y corruptelas. La institución policial es una fiel comunicadora de la clase gobernante debido a la relación cara a cara que tiene a diario con la ciudadanía, en la calle, con el ciudadano corriente y con los pobladores en barrios y comunidades.

  1. En los tiempos actuales, el ejército goza en el pueblo egipcio de más confianza y aceptación que la policía. Tiene fama de ser más limpio, leal y patriótico que las fuerzas policiales, aunque tampoco hay que idealizarlo pues nunca llega a ser un cuerpo compacto y unitario, como pretenden proyectarlo sus voceros oficiales. De hecho, tiene fisuras y movimiento internos por razones de formación, generacionales y las envidias entre rangos y promociones. En momentos de crisis nacional, sobre todo cuando aparentemente no hay salidas, el ejército se presenta con más firmeza y confianza ante el ciudadano común y la opinión pública que la policía.

  1. Obama enfrenta un dilema en la crisis de Egipto que no es nueva en la politica exterior norteamericana. La incómoda decisión no sólo se le presenta en el Medio Oriente, sino también en otras regiones del mundo, Latinoamérica incluida (y Honduras como parte de la misma). Por un lado la actual administración norteamericana quiere promover en Egipto un buen gobierno, basado en los consabidos principios de la democracia norteamericana: pluripartidismo, elecciones, libre mercado, estado de derecho, igualdad de oportunidades para todos, etc.Y por otro lado están los intereses geo-políticos que históricamente ha defendido Estados Unidos en la región. Obama enfrenta en Egipto otro ejercicio más de audacia frente a la esperanza: Lograr estados aliados y democráticos, que cumplan por desempeño y resultados con los principios que sustentan cada lado, concibiendo ello como una ecuación que iguala dos proposiciones que no parten de realidades iguales, y que en la práctica presentan entre sí serias contradicciones.

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