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EEUU: Los republicanos, desamparados sin su líder máximo- (Análisis)

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Washington, EEUU) -(Especial para “Proceso Digital”- Por Alberto García Marrder).

Quisiera evitar una frase muy recurrente para describir lo que está pasando ahora con los políticos republicanos, pero no encuentro otra mejor: El barco (Trump) se está hundiendo y hay que saltar para salvarse.

Por ahora, son unos pocos. Pero antes del 20 de enero, cuando Donald Trump tenga que dejar el poder, harán cola para poder saltar y no caer uno encima del otro.

Pero, y no lo duden, habrá muchos congresistas republicanos que opten, como los músicos del “Titanic”, hundirse también por una lealtad ciega al “gran jefe”. O pensando en el futuro, que se van a necesitar.

La estampida la comenzó esta semana el único que podía dar la orden de “Sálvese el que pueda”: Mitch McConnell, el poderoso líder de la mayoría republicana en el Senado.

McConnell reconoció, tras 40 días de ignorarla, la victoria electoral del demócrata Joe Biden y lo llamó “presidente electo”. Y hasta lo llamó para felicitarlo (cosa rara). Hasta hace cuatro años, el presidente saliente reconocía su derrota electoral en menos de 24 horas de declararse la victoria de su rival.

Trump no lo ha hecho aún, alegando un supuesto “fraude electoral”, que ha impedido su reelección. Y se supone que dejará la Casa Blanca sin hacerlo. Si gruñendo y echando chispas de una rabia mal contenida.

Según la prensa, a Trump le ha molestado, y mucho, la “osadía” de McConnell de desmarcarse de sus directrices. Pero no puede echarlo de su lado porque lo va a necesitar, cuando desde su “exilio dorado” en su mansión en Mar-a-lago, en Palm Beach (Florida) intente seguir controlando el partido Republicano, como lo ha hecho en los últimos cuatro años de su presidencia.

El presidente Donald Trump con Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado. En medio, el vicepresidente Mike Pence. (Foto Jim Lo Scalzo. EPA-EFE).

McConnell, un auténtico zorro político, sería el brazo ejecutor de Trump en el Senado para torpedear la agenda legislativa de Biden, siempre y cuando renueven la mayoría republicana en esa cámara. Eso está pendiente de dos elecciones parciales en el estado de Georgia el 5 de enero, para llenar dos vacantes.

Los pocos senadores republicanos que hasta ahora han reconocido la victoria de Biden, lo han hecho de una manera muy ambigua: “Si, Biden ganó, “pero con trampas”.

Esa acusación es falsa, y lo saben. Pero esos senadores republicanos necesitan tener aplacadas sus bases conservadoras en sus estados de origen. Y sobre todo, no caer en desgracia con su máximo líder, de quien dependen para las frecuentes elecciones en el Congreso, cada dos o cuatro años.

Casi cada uno de esos congresistas seguirá necesitando el apoyo político de Trump, esté o no en el poder.

Trump tiene una lista, según la prensa de Washington, donde va apuntando los nombres de los congresistas y gobernadores republicanos que, según su opinión, no le ha ayudado “lo suficiente” para ser reelegido.

Estar en esa lista podría significar el fin de sus carreras políticas. El control que ejerce Trump sobre el partido Republicano es total. Su arma principal es el miedo y el reclamo de una lealtad absoluta. Debería cambiar de nombre y llamarse el “partido trumpista”.

Será interesante ver, a partir de febrero, el puente aéreo que se va a crear entre Washington y Palm Bach de políticos republicanos para recibir instrucciones de Trump. La estrategia es mantener vigente la figura del gran líder, pensando en el año 2024.

Los analistas coinciden en que en los próximos días o tal vez el mismo 20 de enero, Trump anuncia que se presentará a las elecciones presidenciales del año 2024.

Mientras tanto… ¿qué hace el aún presidente a 30 días que deje, no voluntariamente, la Casa Blanca?

1-Su agenda está prácticamente vacía. Pasa poco tiempo trabajando en la Oficina Oval.

2- Ve mucha televisión, especialmente su hasta hace poco cadena favorita, Fox News, para saber que hablan de él.

3- Sigue enviando mensajes de “Twitter” (unos 20 al día) insistiendo que le robaron las elecciones.

4- Se divierte con las listas que le ofrecen sus asesores sobre a quienes debería conceder perdones presidenciales. Y los primeros, estos de carácter “preventivo” por no haber aún procesamientos, serían sus cuatro hijos mayores y su yerno, Jared Kushner. Y aunque sea escandaloso, a él mismo.

Y, mientras tanto, en Estados Unidos la cifra de muertos por el coronavirus ya ha sobrepasado los 300,000.

De eso nada.

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