Muchos de ellos enviarán una remesa porque su compañera o compañero de vida ha quedado en la distancia, en su país natal, de donde uno de ellos tuvo que salir orillado por la falta de oportunidades para vivir o abandonaron su tierra debido a la violencia que pone en vilo sus vidas.
Muchos teléfonos sonarán con la llamada del ser amado. Seguramente hablarán con la nostálgia de una felicitación y una promesa de reunirse en cuanto la reforma migratoria modifiqué su condición de indocumentados, un estatus que reúne a más de 11 millones de inmigrantes en los Estados Unidos y en la que se encuentran por lo menos 500 mil hondureños según censos de entidades humanitarias.
Otras parejas que llegaron juntas a la Unión Americana han sido desmembradas porque el Servicio de Migración (ICE), les separó. Uno de los miembros cayó en las garras de las fuerzas migratorias y ha retornado a su país dejando en los Estados Unidos parte vital de su existencia.
La administración Obama tiene récord en la deportación de ciudadanos «sin papeles», por lo menos dos millones de indocumentados han sido deportados durante su mandato, pese a la reiterada promesa presidencial de impulsar una reforma migratoria integral, cuyos tropiezos la alejan más cada día.
La realidad de estos inmigrantes en los Estados Unidos se retrata perfectamente en una laureada y reciente composición musical del grupo hispano – californiano Santa Cecilia, en la letra de «El Hielo».
Otras parejas de inmigrantes no disfrutarán la fecha porque pese a estar juntas, han dejado en su terruño a sus hijos que son cuidados por cansadas abuelas, parientes y hasta conocidos.
Son muchos los casos de abuso contra los hijos de los inmigrantes que quedan abandonados en sus países. La desintegración familiar marca infinitamente la vidas de las familias hispanas y particularmente hondureñas que son separadas por la inmigración.