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Devuelvan lo robado y compartan con los pobres pide Iglesia Católica a los “Zaqueos” de este mundo

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Tegucigalpa – Devolver lo robado y compartir los bienes con los pobres pidió a los “Zaqueos” de este mundo, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez durante la homilía celebrada este domingo en la catedral metropolitana San Miguel Arcángel de Tegucigalpa.

– De qué sirven esos capitales que han amontonado los corruptos, los narconegociantes, si todo lo pierden, se preguntó el prelado.

En la homilía el purpurado se refirió a la historia bíblica de Zaqueo quien después de convertirse dijo le doy la mitad de mis bienes a los pobres y eso se llama compartir y “esa es la justicia que necesita nuestro mundo, necesitamos liberar el corazón de la ambición de tener, de poseer, de enriquecerse, de qué sirven esos capitales que han amontonado los corruptos, los narconegociantes, si todo lo pierden, si allí están entre cuatro paredes ni siquiera con un vestido, para qué sirve todo el mal si todo lo pierden”.

Asimismo, enfatizó que “el odio nunca va a causar la conversión de nadie, sigan insultando, sigan haciendo el mal en esas redes sociales que lo que van a cosechar será mal, será odio, será vacío interior y nunca van a cambiar, abran las puertas de su corazón a Cristo, abran las puertas de su corazón al amor, dejen de denigrar e insultar, respeten a cada persona como hija de Dios, entonces todos los Zaqueos de este mundo deben comprender que deben devolver lo robado y que deben compartir con el más pobre”.

El prelado comenzó la homilía refiriéndose a su reciente participación en el Sínodo de la Amazonía convocada por el santo padre papa Francisco para buscar nuevos caminos para esa área que no es simplemente un montón de bosque con un río de los más grandes del mundo, son nueve países, Venezuela, las tres Guayanas, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil lógicamente.

Indicó que en el Sínodo participaron 180 obispos, todos de la zona de la Amazonía, fueron los protagonistas, se encontraron algunos caminos muy bonitos que se llaman la conversión, la conversión ecológica o sea el cuidado de la casa común, conversión cultural que se trata de comprender esas culturas para promocionarlas, la cultural lógicamente social, se trata de áreas de mucha pobreza, la conversión religiosa ciertamente y después de todas esas deliberaciones se produjo un documento producto del aporte de todos y se entregó al papa Francisco.

Al Sínodo estaban invitados hombres y mujeres de la Amazonía, muchos de las culturas aborígenes con sus vestiduras originales y ellos tuvieron la oportunidad de intervenir tanto en el aula como en los distintos grupos de trabajo.

“El Sínodo ha sido un paso adelante en la vida de la iglesia”, apuntó el purpurado quien cuestionó a quienes se han encargado de difundir que el cónclave fue para aprobar que los sacerdotes se puedan casar por lo que señaló que esas personas ocupan la cabeza solo para llevar el pelo, pero no para pensar.

Al referirse a la homilía dominical, indicó que el evangelio de hoy nos dice “hoy tengo que hospedarme en tu casa”, se lo dijo el Señor a Zaqueo, “pero nos lo dice también a nosotros, cada día, estas palabras de Jesús a Zaqueo son también para nosotros, hoy tengo que hospedarme en tu casa, eso hoy en el evangelio tiene un sentido especial, es el hoy de Dios, la oportunidad que Dios nos ofrece a cada instante para vivir, para crecer, para avanzar en nuestra vida”.

Apuntó que todo ocurrió como nos dice en evangelio en Jericó que era la ciudad de las palmeras como Suyapa que también quiere decir lugar de palmeras, ciudad que estaba localizada a 11 kilómetros del río Jordán, ahí ocurrió ese acto tan bello.

Refirió que Zaqueo era un hombre rico, recaudador de impuestos, rico a costa de explotar a los otros y además era jefe de publicanos o sea aquellos que colaboraban con el imperio romano que estaba oprimiendo al pueblo de Israel y por eso era despreciable, era un colaborador con Roma, era un hombre mal visto, despreciado por lo demás y quizá por sí mismo, era un marginado religioso, podemos decir que Zaqueo era un corrupto despreciable y trataba de encontrar a Jesús por curiosidad.

Era chaparrito, Jesús estaba allí, entonces se dejó ir y se subió en un árbol y ahí estaba de curioso tratando de ver quién era, había oído hablar de Jesús, se sentía atraído por Jesús y quizá tenía admiración por Jesús, pero había una dificultad, ser pequeño de estatura y una multitud que no le dejaba sitio para ver a Jesús, entonces se subió al árbol.

“Quería ver a Jesús todo lo demás es relativo, no hay momentos, Jesús pasa por nuestra vida, como por la vida de Zaqueo, pero cuando Jesús pasa, no es Zaqueo quien quiere ver a Jesús, sino que es Jesús quien quiere ver a Zaqueo, se invierten los papeles y ocurre lo contrario es Jesús el que lo ve, no mira el mal de Zaqueo sino su corazón en el que también había algo de bueno”, refirió.

En ese sentido, acotó que nadie es 100 por ciento malo, no se puede pensar en eso, pues somos hijos de Dios, somos criaturas de Dios y cuando Jesús lo miró alzando la vista, Zaqueo se sintió mirado por Jesús.

“Cómo hace falta que nos sintamos mirados por Dios, todavía nos recordamos cuando el papa Francisco fue a visitar la virgen de Guadalupe y pidió estar ahí frente a la imagen en silencio, en oración y yo le pregunté: santo padre y cómo fue que se le ocurrió esto y dijo: yo quería ser mirado por la santísima virgen y dicen ah, eso es superstición, los ignorantes son los dicen eso, los que han hecho estudios de la imagen de la virgen de Guadalupe hicieron el estudio de los Homos y fue la NASA quien hizo esos estudios y ahí, en la retina de ese cuadro, hay 12 personas incluido Juan Diego, incluido el obispo de México que se llamaba fray Juan de Zumárraga, mirados por Dios, mirados por la virgen”, apuntó.

Acotó que esa mirada de Jesús cambió la vida de Zaqueo y por eso es que Jesús busca siempre todas las posibilidades del ser humano y apuesta por lo mejor que hay en cada persona y “nosotros siempre tenemos la tendencia a ver lo malo, a ver lo peor y también en nosotros a ver lo malo, Jesús, sin embargo, ve lo bueno en nosotros, ve nuestro corazón y viene hacia nosotros a pesar de nuestras fragilidades”.

Jesús lo llama por su nombre, nadie se lo había presentado, pero Dios nos conoce, conoce nuestro corazón y por eso lo llama por su nombre, Zaqueo y ya sabemos lo que significa ese nombre en la cultura bíblica, es la expresión del amor, Jesús le dice: Zaqueo bájate pronto porque hoy conviene que yo me hospede en tu casa y ese es el corazón de Dios y nos ama a todos, y nos dice hoy quiero ser tu huésped para que entre tu y yo haya una relación de amistad, una relación personal, quiero ser tu amigo.

Señaló que a Jesús después lo acusaron de ser amigo de pecadores y de prostitutas. “Eso mismo dicen hoy del papa, de nosotros, gente que no ha aceptado la invitación de Jesús, porque el Señor Jesús mira lo bueno que hay en el corazón, este hoy tiene un sentido profundo en el evangelio de San Lucas, pero hay más, no le dice oye Zaqueo ven acá a ver si te conviertes si dejas esa mala vida, le dijo hoy me voy a hospedar en tu casa”, refirió.

Jesús quiere salvar esa alma y por eso no le importa que le digan pecador, no le importa que le digan estás contaminado, eres uno de ellos mira cómo entraste en esa casa, no la casa es nuestra alma, es nuestro interior, hoy estamos dispuestos a recibir a Jesús en nuestro interior, Zaqueo bajó enseguida y bajó lleno de alegría y le abrió la puerta de su corazón con alegría y la alegría y el gozo son fruto de la auténtica relación con Dios.

En ese sentido, pidió preguntarse: “vivo yo esa alegría de la presencia de Dios o vivo como tantas personas que parece que están llenas de odio, que no hacen más que estar todo el día revolviendo maldad, aquellos que le quitan la vida a otros, qué alegría van a tener, unas manos manchadas de sangre de gente inocente, ahí no puede estar Dios, pero Dios quiere entrar, conviértanse, ábranle el corazón a Dios, no sigan cosechando para el mal, Zaqueo pudo cambiar y era un gran pecador y era un gran corrupto”.

Retomó que ese gesto que tuvo Jesús de entrar a la casa de Zaqueo prácticamente acabó con su reputación, tanta que gente que lo admiraba dijo, éste no puede ser un profeta, éste no puede ser el mesías, se ha ido a meter a la casa de ese sinvergüenza y dice el evangelio, todos murmuraban contra él, que contraste, la alegría de Zaqueo que bajó del árbol para recibir a Jesús y los que estaban allí en lugar de darle gracias a Dios porque se convertía un pecador, se dedicaron a pecar, se dedicaron a murmurar y se dedicaron a hablar mal,

Ciertamente a Jesús no le importó arruinar su reputación para salvar a un pecador y entonces deja la multitud que estaba en Jericó y entra en la casa de un pecador para poder salvarlo. El evangelio termina en el fruto de la conversión de Zaqueo, oda su vida cambia, su vida se transforma por el encuentro con Él, porque se da cuenta que su vida no puede seguir igual.

Cuestionó que muchos dicen yo me encontré con Cristo, pero siguen igual, no se han encontrado con Cristo, se están engañando a sí mismos. “Ah ya Cristo me salvó…ajá y todo lo que te robaste, no creas que es así no más Cristo me salvó porque levantaste una manito, todo lo que te robaste lo tenés que devolver, eso es lo que Dios manda, hay un  mandamiento que dice no robar, no matar, no levantar falso testimonio ni calumniar, no mentir, dónde están esos mandamientos de Dios, ah ya Cristo me salvó, no Señor, si no entras por la ley del Señor”, recriminó.

Apuntó que Zaqueo no dijo ya me salvé, ya vino Jesús a mi casa, no, el cambio fue total, qué dijo Zaqueo, se puso en pie y dijo la mitad de mis bienes se los doy a los pobres y si en algo he defraudado voy a restituir cuatro veces más, ahí está la gran enseñanza del Señor Jesús, nuestro encuentro con Él debe cambiar nuestra vida y Jesús le contestó: hoy llegó la salvación a esta casa, no fue del labio para afuera, no fue como aquel fariseo que el domingo pasado dijo yo no soy como aquel pecador que está en aquel rincón, yo pago mi diezmo, yo aquí, yo allá, yo allá, jugando yoyo, yo, yo.

Refirió que Zaqueo dijo le doy la mitad de mis bienes a los pobres y eso se llama compartir y “esa es la justicia que necesita nuestro mundo, necesitamos liberar el corazón de la ambición de tener, de poseer, de enriquecerse, de qué sirven esos capitales que han amontonado los corruptos, los narconegociantes, si todo lo pierden, si allí están entre cuatro paredes ni siquiera con un vestido, para qué sirve todo el mal si todo lo pierden”.

“Compartir, necesitamos liberar nuestro corazón de la ambición de tener, y nuestro mundo entonces se va a transformar como se transformó Zaqueo, con la mirada de Jesús, Zaqueo se sintió amado por Él, se sintió único sintió que su vida era valiosa, la amistad y la comunión con Jesús le hacen feliz, alegre, al haber abierto con las puertas de su casa, Jesús pide que le abramos las puertas de nuestra vida, de nuestro corazón, de nuestra libertad, que lo podamos recibir como amigo”, apuntó el arzobispo de Tegucigalpa.

Recalcó que “el odio nunca va a causar la conversión de nadie, sigan insultando, sigan haciendo el mal en esas redes sociales que lo que van a cosechar será mal, será odio, será vacío interior y nunca van a cambiar, abran las puertas de su corazón a Cristo, abran las puertas de su corazón al amor, dejen de denigrar e insultar, respeten a cada persona como hija de Dios, entonces todos los Zaqueos de este mundo deben comprender que deben devolver lo robado y que deben compartir con el más pobre, que deben hacer el bien, que hoy podamos recibir a Jesús en nuestro corazón y decirle: Señor concédenos la alegría que experimentó Zaqueo al recibirle en su casa, ven a mi casa”.

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