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Desconcierta, aunque no sorprende, el apoyo en América Latina a la invasión rusa en Ucrania

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Análisis de Alberto García Marrder-Especial para Proceso Digital

En Europa puede haber una condena casi unánime a la invasión rusa de Ucrania, pero en América Latina es diferente. Y el apoyo a Rusia desconcierta, hasta el punto de servir como un espejo a la propaganda del Kremlin.

No ha sorprendido que tres países fieles a Rusia (como Cuba, Nicaragua y Venezuela) no se unan a las condenas en las Naciones Unidas a la invasión rusa y hasta la justifiquen, repitiendo la absurda consigna que fue para liberar a Ucrania de neonazis y fascistas.

Pero llama la atención la “abstención” (o mejor dicho una supuesta ambigua neutralidad) de países como Argentina, Bolivia, Brasil, El Salvador, Honduras o México.

Hay cinco razones, a mi entender, que expliquen ese posicionamiento pro-ruso y que ignoren todas las evidencias de unas supuestas atrocidades de las fuerzas rusas contra la población civil ucraniana. Lo que el presidente norteamericano, Joe Biden, ha llamado “genocidio” y como “criminal de guerra” al líder ruso, Vladimir Putin:

1-  Cuba, Nicaragua y Venezuela dependen económicamente de Rusia y sus vínculos son constantes. El presidente venezolano, Nicolas Maduro, por ejemplo, ha visitado nueve veces ya Moscú.

2-  El sentimiento antiamericano que prevalece en América Latina. Y apoyar a Rusia, se ve como un gesto contra “los gringos”.

3-  La que creo es la más importante: la difusión en América Latina de “la versión rusa” (o propaganda) de lo que ocurre en Ucrania por parte de la agencia de noticias “Sputnik” y la cadena de televisión RT (“Russia Today”), dos medios oficiales rusos y que transmiten en español. RT tiene una audiencia en América Latina de más de 20 millones. Y desde Caracas, la cadena de televisión “Telesur”, patrocinada por el gobierno de Venezuela.

Sputnik y RT están prohibidas en todos los 27 países miembros de la Unión Europea (UE) por emitir, según Bruselas, “propaganda rusa” y también en Estados Unidos.

El lider ruso, Vladimir Putin, habla en un evento organizado por la cadena de televisión «Russian Today» (RT). (Foto Kremlin-Ru/Wikimedia).

4-  El esfuerzo personal, y muy intenso, de Putin de reforzar su presencian e influencia en América Latina. Unos días antes de la invasión a Ucrania, del 24 de febrero, llamó por teléfono a Daniel Ortega, el dictador de Nicaragua, lo que no hacía desde el año 2014. Llamó también a los dirigentes de Cuba y Venezuela. Y recibió en el Kremlin las visitas de los presidentes de Argentina, Alberto Fernández y el de Brasil, Jair Bolsanaro.

5-  Y según lo dice el “The New York Times”: “Durante la pandemia, cuando los países ricos acapararon las vacunas para la COVID-19, el Kremlin aprovechó una oportunidad: en al menos cinco países latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Venezuela) la vacuna rusa Sputnik V fue la primera en llegar”. En esos países, ese gesto no se olvida. En su visita a Moscú, el presidente argentino le dijo a Putin: “Fue muy importante el apoyo que ustedes le dieron a la Argentina cuando las vacunas escaseaban…estuvieron a nuestro lado cuando el resto del mundo no estaba”.

El encuentro en Móscú del presidente argentino, Alberto Fernández, y el lider ruso, Vladimir Putin. (Foto Sergei Karpukhin-TASS).

La guerra de Ucrania puede que cambie a medio plazo, no a corto, la geopolítica de los países de izquierda en América Latina. Y me refiero, específicamente a Venezuela.

Debido a las sanciones a Rusia por parte de la Unión Europea y Estados Unidos para dejar de importar el gas y el petróleo ruso, esos países están desesperados buscando vías alternativas de surtidores. Y Estados Unidos ha tomado el primer paso para acercarse a Venezuela de una manera discreta, sin olvidar las rencillas y acusaciones mutuas.

Una misión norteamericana de la Casa Blanca estuvo recientemente en Caracas y extraoficialmente se sabe que esta pudo ser la propuesta a Maduro, según un informe del Real Instituto Elcano de España: comprarle el petróleo que pueda producir, ayudarle a mejorar la infraestructura petrolera de su país, que está de bajo rendimiento por, entre otros, el saqueo de los fondos de la petrolera estatal PDVSA. Y Washington podría reducir las actuales sanciones y permitir el regreso de Chevron, siempre y cuando avancen las negociaciones con la oposición venezolana.

El presidente de Venezuela, Nicolas Maduro, en una campaña electoral. (Foto Rayner Peña-EFE).

Existía interés por ver los primeros pasos en política exterior del nuevo gobierno de Honduras, presidida por Xiomara Castro, que ya había anunciado un giro hacia la izquierda. Y una reciente votación en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en contra de realizar una investigación de supuestas violaciones en Nicaragua ha sido “desconcertante”, por no decir “decepcionante”.

La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, en su toma de posesión en enero pasado. (Foto Bienvenido Velasco-EFE).

Honduras se puso así al lado de los otros seis países que votaron en contra: Bolivia, China, Cuba, Eritrea, Rusia y Venezuela.

Ante las fuertes críticas que suscitó ese voto a favor del tándem Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, el gobierno hondureño rectificó y ahora dice que cambió a una abstención, aunque no está registrada oficialmente como tal.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y la vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo, en un acto electoral (Foto -EFE).

En relación a esa votación, Lester Ramírez Irías, director de investigaciones de la Asociación Para una Sociedad Más Justa (ASJ), publicó en el diario “El Heraldo” de Tegucigalpa, un comentario que terminaba así: “Perdón Nicaragua, por hacer un juego político de tus muertos, dolor y sufrimiento”.

En sucesivas votaciones en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, de condena a Rusia, Honduras se ha abstenido, así como en la Organizaciones de Estados Americanos (OEA). Pero el 7 de abril si votó a favor de expulsar a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, junto a otros 92 países.

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