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¿Del pueblo?, ¿Por el pueblo?, ¿Para el pueblo?

Por: Julio Raudales
Fue el gran economista neo-keynesiano, Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel en 2001, quien utilizó para uno de sus afamados artículos del New York Times en 2012, una versión parafraseada de la máxima que Abraham Lincoln profirió en su famoso discurso de Gettysburg para hacer apología a la función del gobierno y que yo reproduzco a modo de interrogante en la cabecera de estas líneas.

Stiglitz tituló su artículo del 2010 en tono de sorna: “Del del 1%, Por el 1% y Para el 1%” con lo cual se refería a la patética labor que el gobierno de los Estados Unidos realiza en la actualidad con su ciudadanía. ¡Cuánto se han alejado quienes dirigen aquella nación de lo que soñaron sus padres fundadores! Y es que las cifras indican que los norteamericanos tienen un gobierno de los ricos, por los ricos y para los ricos. La causa principal, según explica el Nobel, es el injusto sistema impositivo que las autoridades de aquel país han establecido a la población.
Desde hace algunas semanas, he sostenido que la mayor responsabilidad económica de un gobierno justo y serio para con sus conciudadanos es la reducción de las desigualdades mediante el acceso a oportunidades para todos. La mejor vía para hacerlo es la adecuada estructuración de un sistema tributario eficiente y equitativo. Analicemos someramente el caso de nuestro país.
De acuerdo a un reciente estudio de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Honduras y Brasil son los países con peor distribución del ingreso de la región. En efecto, el Coeficiente de Gini, que es un indicador que nos ayuda a medir dicha situación, muestra que el 20% más rico de la gente que vive en nuestro país obtiene casi el 60% de los ingresos, mientras que el 20% más pobre apenas se queda con el 3% del ingreso total de las familias. Todo esto antes del pago de impuestos.
Lo trágico del caso de Honduras, es que cuando examinamos el ingreso familiar después de impuestos, resulta que el Coeficiente Gini se eleva, es decir, el país se hace todavía más desigual, lo cual nos muestra claramente la ineficacia de nuestro sistema tributario para lograr su objetivo fundamental, que es ser el arco y la flecha que Robin Hood utiliza para quitarle a los ricos para distribuir entre los pobres. Curiosamente sucede lo contrario: En nuestro país, los gobiernos han utilizado los impuestos para quitar a los pobres y dar a los ricos. Muy triste.
Desde hace muchos años, organizaciones ciudadanas, universidades, iglesias y centros de pensamiento como el Foro Social para el Desarrollo y la Deuda Externa de Honduras (FOSDEH) y más recientemente el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), vienen insistiendo en la necesidad de hacer una reestructuración profunda de nuestro sistema impositivo. No es posible que nuestro país siga destacándose por la deshonrosa característica de ser el único país latinoamericano que posee un sistema tributario “regresivo” y que las autoridades continúen indiferentes.
Concuerdo en que es necesario incrementar la base tributaria, creo también en la necesidad de concientizar a la población sobre la necesidad de contribuir con el Estado con el fin de mejorar su capacidad para ejecutar obras que beneficien a todos, pero buscar esto mediante políticas que afectan al pequeño y mediano productor, lo único que conseguirá es ahondar más la brecha entre ricos y pobres y abonar una confrontación social que nadie desea.
Es necesario que las autoridades inicien con seriedad un diálogo honesto entre todos los sectores de la sociedad con miras a lograr un sistema tributario eficiente pero también justo. Esta debería ser la prioridad política de nuestro país y no los distractores que hasta ahora no hacen más que aletargar a la ciudadanía y desperdiciar recursos y tiempo que podrían ser mucho más eficaces en otro entorno. Tenemos las herramientas, el Foro Nacional de Convergencia (FONAC) podría liderar esta iniciativa. Tenemos los recursos humanos y tecnológicos para hacerlo con eficiencia: las universidades, los centros de pensamiento tienen el personal adecuado, solo falta la voluntad de hacerlo.

Este es un buen momento para hacer que el rumbo del país cambie, no perdamos la oportunidad. Démosle al gobierno una verdadera razón para demostrar que es ¡DEL PUEBLO, POR EL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO!

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