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Cual es la razón de la vida?

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Por: Otto Martín Wolf
De todas aquellas por las que se puede justificar nuestra existencia, la única irrefutable es: Estamos aquí para reproducirnos.

Desde el inicio de los tiempos, sin importar raza, sexo, medio ambiente o supersticiones, lo único que el ser humano ha tenido en común es la orden genética de reproducirnos y, consecuentemente, la única razón colectiva ha sido la preservación de la especie.
Algunos- quizá- desearán insistir en el asunto, atribuyendo nuestra existencia a alguna razón mágica o algún “plan divino”,  pero jamás ha habido prueba de eso.
Una vez aceptada la reproducción como primordial y quizá única razón de nuestra existencia -no muy diferente a la de cualquier especie animal o vegetal- podríamos ser un poco tolerantes y decir que estamos aquí para pasarla bien.
Para algunos pasarla bien puede ser escalar la  cima del Monte Everest. Todos los años  centenares de aventureros gastan enormes sumas de dinero y ponen en riesgo sus vidas para subir a la montaña más alta del mundo. Eso los hace felices, esa es la meta de su vida.
Para otros el motivo personal de su vida puede ser estudiar los insectos, dedicando esfuerzo y larguísimas jornadas, durante muchos años, para conocer sus secretos.
Lo mismo, hay quienes estudian las plantas o las corrientes marinas.
Algunos se dedican a cultivar su cuerpo con ejercicio, dietas especiales y muchos trucos más; puede tratarse de narcisismo o lo que sea, pero al final de cuentas, para ellos esa es la razón de vivir.
Otros nacen con la vocación de ayudar al prójimo, así  como hay muchos a los que parece únicamente interesarles cuánto le sacan al prójimo, por las buenas o por las malas.
Para unos beber hasta morir -o comer hasta reventar- puede ser una aceptable razón de su existencia, así como para otros hacerse perforaciones en el cuerpo donde insertan anillos y piezas metálicas.
Hay otros que sólo desean ganar dinero, mucho dinero, aunque no busquen con ello mejorar su calidad de vida; he conocido algunas personas cuyo disfrute es tener dinero a montones,  no las cosas que se pueden comprar en éste.
Bien por ellos, tienen derecho, al final de cuentas se trata de su vida y, por lo tanto, pueden disponer de ella como les plazca y, si disfrutan atesorando aunque lleven una vida miserable, pues que así sea.
Hombres se han encerrado en laboratorios obsesionados por encontrar una cura para determinada enfermedad, así como hay otros que miran constantemente hacia el espacio, con el deseo de desentrañar los secretos del universo.
El Presidente de Siria, Al Asad, pertenece a los enfermos del poder; como muchos en la historia no le ha importado destruir sus países y matar a sus compatriotas con tal de tener poder. Mala, despreciable, pero el poder es la razón de vivir de muchos (la lista es larga, muy larga).
Y hay muchos, la gran mayoría, que no tienen ninguna vocación en particular, avanzan en la vida sin interés en especial;  duermen, despiertan, comen, trabajan, ven televisión y vuelven a dormir.
Recuerde que éstos, al igual que los fanáticos del fútbol que sólo de eso hablan o los de la Biblia (ídem), tienen derecho a hacer lo que quieran, es su vida.
No existe una razón general en la vida, son más bien miles de millones de razones, una por cada ser humano.
Cada vez que veamos a un excéntrico, un obsesivo o un desinteresado recordemos eso: es su vida.
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