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Criminalidad se ensaña en Honduras

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Tegucigalpa – Este lunes, 24 de junio, la semana comenzó en Honduras matizada por los destacados espacios de prensa que daban protagonismo central a funcionarios gubernamentales quienes alardeaban la disminución de la violencia en el país más violento del mundo.
 

Al par y en discretos espacios, se conocía la noticia de que un joven moría en el estatal Hospital Escuela tras ser una de las 22 víctimas afectadas por las balas que desde un vehículo dispararon a mansalva contra una multitud de aficionados de Motagua. Era una marcha de aficionados que protestaban por la salida de la plantilla de su equipo de la estrella Amado Guevara.

Horas antes y en ese mismo hospital, un taxi había sido abandonado con el cuerpo sin vida de un hombre, también víctima de la violencia.

Pero la violencia no se hospedó ese día únicamente en Tegucigalpa, también salpicó la norteña localidad de Santa Rita, Yoro, donde un matrimonio y otro ciudadano fueron acribillados por hombres fuertemente armados.

También en la frontera con Guatemala, en una zona aledaña a Corinto, un guardia de seguridad fue asesinado durante un frustrado asalto. En esa región hondureña el movimiento migratorio y comercial se contrastan con una activa ola criminal.

En el centro del país, ese mismo lunes, en el sector de Comayagua, dos taxistas fueron asesinados. Los detalles del hecho fueron escuetos.

Y en un acontecimiento estremecedor, a las 4:00 de la tarde de ese mismo día, el periodista Aníbal Barrow, fue privado de su libertad por hombres armados que lo secuestraron en las cercanías del estadio Olímpico de San Pedro Sula, principal ciudad industrial hondureña y corazón de la zona metropolitana del Valle de Sula.

Ese lunes se inició la búsqueda hasta que en la madrugada se encontró el vehículo del periodista Barrow, una gorra, una protestéis dental y sangre en el asiento del automóvil.

En este país las muertes y los secuestros de periodistas son una constante. Desde 2009 cuatro comunicadores han sido secuestrados y más de una treintena han sido asesinados. Casi todos estos hechos se encuentran en la impunidad.

Del mismo modo, los abogados, fiscales, mujeres y miembros de la comunidad lésbico gay sufren de una violencia sin precedentes.

El martes, la ola de muertes pareció bajar su intensidad, pero no desapareció. Una mujer fue acribillada en horas de la tarde, en una sala de belleza, en la caribeña ciudad de Tocoa, Colón.

La víctima Miriam Yolanda Canales Ramos, una hondureña, residente en Virginia, Estados Unidos, se encontraba en esa localidad en una visita familiar.

El martes un militar en la zona norte anunció que la búsqueda del periodista Barrow también se haría por aire.

Y mientras la averiguación sobre el paradero el periodista continuaba sin éxito, los hondureños amanecieron el miércoles en un ambiente de zozobra sin paralelo.

El día comenzó con el hallazgo de los cuerpos de dos jóvenes, cerca de un botadero de basura en San Manuel, Cortés, norte de Honduras. Las víctimas tenían heridas de bala. Sus cuerpos fueron ingresados a la morgue en carácter de desconocidos. También en el mismo sector en las aguas del río Ulúa, apareció otro cuerpo sin vida.

Ya para el mediodía, la temperatura criminal subió de forma alarmante: en San Pedro Sula, en las cercanías de un concurrido y exclusivo centro comercial, los cuerpos de otros cuatro jóvenes fueron encontrados en el interior de un vehículo. Presentaban señales de asfixia, la parte superior de sus humanidades estaban en bolsas negras, los relatos de la prensa local al narrar el hallazgo describía el horror de la escena. Se conoció que dos de los jóvenes presentaban heridas de arma de fuego en sus cabezas.

Sin tregua, de nuevo la visita del crimen se hizo presente en Tegucigalpa y esta vez se posó en el transitado y céntrico bulevar Juan Pablo Segundo. Allí, en esa zona, repleta de cámaras de seguridad y en medio del rutinario y nutrido tráfico vehicular, un hombre fue acribillado.

Versiones preliminares establecieron que la víctima de nombre Denis del Cid Oliva, originario de la sueña Langue, Valle, comerciante y vecino de la residencial Francisco Morazán, fue asesinado desde una motocicleta. Más de 25 casquillos se encontraron en la escena del crimen.

Cerca de la escena del hecho los lugareños no parecieron inmutarse, allí los niños que piden limosna en el área cercana al semáforo siguieron con sus idas y venidas; las mujeres que venden golosinas y sabe Dios qué más, también siguieron en lo suyo; el desfile de automóviles no se detuvo y unos pocos curiosos intentaban husmear sobre el crimen.

El día no pudo cerrar peor, en la ciudad de Juticalpa, Olancho, dos mujeres y un hombre fueron acribillados.

Las víctimas son las hermanas Silvia y Teresa Arguiriano y un guardaespaldas que las acompañaba, cuya identidad no se estableció.

Silvia Sarmiento era la esposa de Ulises Sarmiento, un reconocido dirigente del Partido Libertad y Refundación (Libre), en la zona de Olancho.

En tanto, el periodista Aníbal Barrow sigue desaparecido, las versiones oficiales sólo llegan de fuentes militares, la Policía aún no se pronuncia.

A mediados de la semana la incertidumbre acompaña al ciudadano común. La violencia ha disminuido se asegura por fuentes oficiales y la gente en las calles no sabe que noticias contarán los medios este jueves y mucho menos quiénes serán sus protagonistas.

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