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Costa Rica vive álgido momento de la pandemia con presión para abrir negocios

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San José – Con el desempleo en niveles históricos, la economía deprimida y protestas cada vez más frecuentes de trabajadores y empresarios contra los cierres de actividades, Costa Rica atraviesa su momento más álgido durante la pandemia del COVID-19.

Este país centroamericano de 5 millones de habitantes cumplió cuatro meses de restricciones a la movilidad y a las actividades económicas, lo que está generando el descontento de trabajadores y empresarios que exigen mayores niveles de apertura ante el desempleo histórico del 20,1 % registrado en mayo.

Esta semana ha habido al menos una manifestación por día. Primero fueron trabajadores de gimnasios y salones de belleza, luego pequeños empresarios de las comunidades de Santa Ana (centro) y de San Ramón (oeste), y este miércoles fue el turno de trabajadores de los casinos.

Para el jueves tienen previsto manifestarse empleados y dueños de restaurantes, y por otra parte trabajadores del sector público quienes expresarán su rechazo a una iniciativa para reducir jornadas laborales y recortar el presupuesto estatal.

Todos los comercios aseguran que cumplen con los protocolos sanitarios y han tenido consignas comunes: «necesitamos trabajar» y «si no me mata el COVID, me mata el hambre».

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó el pasado 15 de julio un informe sobre Costa Rica en el cual prevé que el país sufrirá en 2020 una contracción económica de hasta el 4,9 % y un déficit fiscal del 9 % del PIB debido a la pandemia de la COVID-19.

RESTRICCIONES FUERTES DURANTE SEGUNDA OLA PANDÉMICA

Desde finales de junio Costa Rica atraviesa la segunda ola de la pandemia con un aumento sostenido de casos, de hospitalizaciones y de muertes, que ha obligado a las autoridades a declarar en alerta naranja los cantones donde se concentran la mayor cantidad de casos o que presentan vulnerabilidades especiales.

Esa alerta naranja, que frena un plan de reapertura que se venía implementando desde medidos de mayo, abarca todo el centro del país, donde se ubica la capital, las principales ciudades y las zonas más pobladas del país.

Desde el 11 de julio está suspendido el plan de reapertura en las zonas naranja, lo que obliga al cierre de los negocios con atención presencial de clientes, con excepción de los considerados esenciales como supermercados, farmacias, centros de salud, entro otros.

Estas restricciones estarán vigentes hasta el 31 de julio, aunque el Gobierno podría levantarlas en cualquier momento dependiendo de la situación epidemiológica.

El 1 de agosto también está prevista la apertura de las fronteras aéreas para ciertas nacionalidades que aún no han sido precisadas, con el fin de paliar la crisis que vive el sector turismo, uno de los principales motores económicos del país.

«Evitar un colapso del sistema de salud es lo que hemos tratado de regular con las restricciones y es parte de esta dinámica. Estamos escuchando y sabemos que hay bastante malestar pero esperamos que la situación sanitaria pronto lo permita, hay actividad que su riesgo es muy grande y eso puede conllevar a un aumento muy grande de casos y que colapse el sistema de salud», explicó este miércoles el ministro de Salud, Daniel Salas.

Costa Rica registró este miércoles 550 nuevos casos de COVID-19 y tres fallecidos, con lo que alcanzó un total de 12.361 casos positivos acumulados durante la pandemia y 71 fallecidos.

Costa Rica comenzó el mes de julio con apenas 3.729 casos y 16 víctimas mortales acumulados.

EMPRESARIOS Y MUNICIPIOS TAMBIÉN URGEN APERTURAS

Las cámaras empresariales y algunos municipios también han exigido reaperturas de actividades con los protocolos sanitarios correspondientes, además de que el Gobierno les tome en cuenta a la hora de decidir cierres por zonas.

«Parece que el anuncio del 20 % de desempleo no preocupó a las autoridades. Somos conscientes que tenemos una crisis de salud, pero la crisis económica va a destruir al país. Con estas medidas van a quebrar las empresas, va a aumentar el desempleo, se incrementará la incertidumbre y se destruirá la economía», dijo el presidente de la Cámara de Industrias, Enrique Egloff.

El empresario aseguró que el sector productivo está preparado para retomar actividades, por lo que «no entendemos cómo empresas de comercio, de turismo y restaurantes tienen listos, aprobados y cumplen con los protocolos sanitarios y no las dejan operar».

«Entendemos la importancia de recuperar la salud física de los costarricenses pero ¿Cómo vamos a hacer para recuperar la economía que ya alcanzó una cifra récord de más del 20% de desempleo”, expresó Egloff.

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