Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – La suspensión de la ayuda exterior de Estados Unidos, el mayor donante por volumen del mundo, ha levantado preocupación en diversos sectores nacionales e internacionales por el impacto en la alimentación, salud, infraestructura y seguridad, aunque Washington calma indicando que la asistencia humanitaria en alimentos y salud para los más pobres se mantendrá.
– Honduras fue el quinto país el 2023 en recibir asistencia de USAID en Latinoamérica, según informes gubernamentales.
Con un robusto presupuesto de 40 mil millones de dólares, la asistencia al exterior de parte de Estados Unidos levantó polvareda cuando desde el primer día del gobierno del presidente Donald Trump se anunció que se suspendía por 90 días mientras se revisaba si la misma se alineaba a la política exterior de la nueva administración republicana. Por ahora la agencia no puede ser cerrada por la falta de poderes del gobierno, ya que es una atribución del Congreso, pero su futuro es cada vez más incierto.
Los recursos son manejados mayormente por la independiente Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés), la cual fue creada en 1961 por el entonces presidente John F. Kennedy para hacer frente a la asistencia brindada por la Unión Soviética en plena Guerra Fría del Siglo XX.
Pero los tiempos cambiaron y con ello los nuevos objetivos de la ayuda estadounidense fueron modificando de alimentación, salud e infraestructura vial, algo que recibían con gusto los gobiernos y poblaciones de las naciones receptoras, a promover políticas de promoción de derechos civiles, apoyo a democracia, gobernabilidad, institucionalidad y la comunidad LGTBI+.
Justamente los nuevos postulados de asistencia de ayuda al exterior, los cuales eran gestionados mayoritariamente por la USAID, desataron la ira de la mayoría de legisladores republicanos, así como de la poderosa e influyente comunidad cristiana conservadora, que no ven con buenos ojos que los recursos del contribuyente estadounidense se destinen para promover las políticas de la llamada ideología Woke, comúnmente conocida como la agenda liberal.
Pero los republicanos y conservadores estadounidenses no estaban solos, también muchos gobiernos latinoamericanos, africanos y países pobres de Asia rechazaron este tipo de ayudas, ya que a su juicio financiaban la oposición y organismos no gubernamentales (ONGs) que critican su gestión, la corrupción y la falta de transparencia.
No solo está en duda la asistencia extranjera, Trump, su asesor especial Elon Musk y otros altos funcionarios apuestan por el cierre de la USAID, aunque el secretario de Estado, Marco Rubio, ha señalado que Washington mantendrá su asistencia al exterior, solo que aclaró que la misma debe revisarse y que cada dólar debe servir para hacer más fuerte a Estados Unidos y que no se vea como caridad.
Gobiernos celebran congelación y cierre de USAID
Diversos gobiernos han celebrado que los fondos de la USAID se congelen e incluso apoyan el cierre de la institución, señalando que sus recursos se han destinado a financiar a la oposición.
En Honduras, la primera reacción oficial vino del canciller Eduardo Enrique Reina, quien adelantó que los fondos norteamericanos no se manejan por el gobierno hondureño, sino que mayoritariamente se destinan a ONGs, muchas de las cuales rotuló como opositoras.

Indicó que el gobierno no sería afectado por la medida del congelamiento de fondos de asistencia estadounidense e indicó que deberían ser las ONGs las preocupadas.
De hecho en redes sociales varios funcionarios gubernamentales plantearon que entes como el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), uno de los que el gobierno y el partido Libre atacan, debería preocuparse por recibir fondos de AID.
Igualmente extendieron y celebraron que la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) también sería afectada.

Pero el director ejecutivo de ASJ, Carlos Hernández, señaló que ellos no son afectados por las medidas de Washington, señalando que no reciben fondos de USAID, ya que tienen varias fuentes de financiamiento.
De su lado la exrectora Julieta Castellanos refutó la versión inicial del gobierno, señalando que el 80% de los fondos norteamericanos va a programas gubernamentales y que solo el 20% va a financiar programas de organismos no gubernamentales.

La versión de Castellanos fue reafirmada por el titular de la Secretaría de Infraestructura y Transporte (SIT), Octavio Pineda, quien reconoció que el congelamiento de fondos afectan a 28 proyectos de infraestructura, especialmente del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS).
Los recursos de USAID también están presentes en carteras como Educación, Salud, y recientemente una funcionaria de la Unidad de Política Limpia dijo que un programa que monitorea el gasto electoral se ve afectado por la decisión de Washington.
Pineda espera que la cooperación sea retomada pronto y para ello instó al diálogo.
De su lado el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), señaló que la suspensión de la ayuda afectará a los sectores más vulnerables como migrantes retornados, mujeres, infantes y comunidad LGTBI+.
Igualmente destacó el comunicado del Conadeh que AID trabaja con jóvenes emprendedores, con lo cual se buscaba reducir la migración.
Además, en la lejana posibilidad que llegue a Honduras el mecanismo de anticorrupción internacional, la CICIH, Estados Unidos ha prometido ser uno de los principales donantes de este programa, en caso que el gobierno de la presidenta Xiomara Castro llegase a un acuerdo con las Naciones Unidas.

En las últimas horas la presidenta del CNE, Cossete López, dijo que varios programas que iban a ser financiados con fondos de USAID también se han visto afectados por el cierre de la agencia. Honduras se aboca a un proceso electoral interno este próximo mazo y el noviembre a elecciones generales en todos los niveles electivos. La débil democracia hondureña siempre requiere de la cooperación internacional para fortalecer cada proceso eleccionario.
La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) invierte gran parte de sus recursos en Latinoamérica y en 2023 las principales asistenciales las brindó en su orden: Colombia (389 millones de dólares), Haití (316millones de dólares), Venezuela (215 millones de dólares) Guatemala (178 millones de dólares y Honduras (144 millones de dólares), según ForeignAssistance.gov.
Sheinbaum apoya el cierre
La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum dijo en su intervención en la Mañanera que favorece el cierre de la USAID, ya que a su juicio la agencia ha “financiado desde proyectos de investigación hasta grupos opositores en gobiernos, es el caso de México, que Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad han tenido apoyo de esta agencia”.

Otros gobiernos latinoamericanos también han manifestado su rechazo al financiamiento de programas de combate a la corrupción, apoyo a la institucionalidad democrática y de justicia independiente.
En Guatemala, varias organizaciones pidieron al secretario Rubio que investigue los fondos proporcionados a dicho país, ya que sostienen que miles de millones de dólares fueron para financiar programas contrarios a los valores estadounidenses y que sirvieron para enriquecer a políticos y ONGs con la ayuda humanitaria estadounidense.
Dicha petición fue divulgada por la periodista investigadora radicada en Estados Unidos, Maibort Petit, en su cuenta de X. (PD)