Tegucigalpa– Para contrarrestar el cambio climático con todas sus consecuencias negativas, el Programa Adaptación al Cambio Climático en el Sector Forestal (CLIFOR), financiado por la Unión Europea (UE) y el Gobierno Alemán (BMZ), y ejecutado por el Instituto para la Conservación Forestal (ICF) y la Cooperación Alemana (GIZ) combina el manejo sostenible de los bosques con el desarrollo socioeconómico de las comunidades rurales a través de un mejoramiento de sus capacidades de adaptación al cambio climático.
La filosofía de esta idea es, que grupos agroforestales organizados manejen un territorio público o intercomunitario, y orientarlo al uso sostenible y a la comercialización de productos del bosque, así como la producción agropecuaria. Sin embargo, el Programa CliFor va más allá. De esta manera el Componente Gestión de Conocimiento del Programa CliFor, apoyado por el Consorcio Tropenbos International de Holanda, formado por el “Centre Development Innovation (CDI)”, la Universidad de Wageningen (Holanda) y Stichting ICRA han impulsado procesos participativos de desarrollo curricular en el campo de la forestería comunitaria, adaptación al cambio climático, energía renovable y desarrollo de cadenas de valor y temas vinculados.
“El Programa CliFor promueve la extensión de la forestería comunitaria con un enfoque de adaptación al cambio climático para reducir la vulnerabilidad de las comunidades ante sus efectos. Al mismo tiempo se busca sinergia con los esfuerzos del país para frenar la tala ilegal y mitigación de cambio climático. Las universidades UNAH-CURLA, UNA de Catacamas y UNACIFOR con cuatro carreras afines han recibido apoyo en desarrollo curricular, partiendo del enfoque educativo basado en competencias y resaltando elementos importantes de la forestería comunitaria en el currícular”, explicó el Coordinador del Componente Gestión de Conocimiento del Programa CliFor, Hans Kammerbauer.
De este modo el Programa CliFor se ha orientado a la apropiación y aplicación del enfoque basado en competencias, al re-diseño de los planes de estudio y a la enseñanza interactiva.
“Las tres universidades se han mostrado muy abiertas, muy entusiasmada y con mucha participación. Particularmente la UNAH-CURLA ha mostrado interés en un desarrollo curricular basado en competencias; es decir en una enseñanza diferente. Es una forma donde uno busca entender cuáles son las tareas de un futuro profesional y como este profesional adquiere la capacidad de desarrollarse en su ámbito futuro. Las universidades han comprendido que este proceso requiere un cambio de la enseñanza tradicional hacia una enseñanza interactiva. Generalmente las universidades están enfocadas en la teoría y no en la práctica, en la vida real. Hay que sacar los estudiantes de las aulas y llevarlos al campo, a organizaciones, comunidades, mejor dicho a la realidad”, comentó Juan Ceballos, de la fundación ICRA y consultor internacional en la materia.
En muchos centros universitarios los docentes quieren cambiar la enseñanza, pero debido a la gran cantidad de estudiantes, esto se les dificulta. Bajo estas condiciones una gira hacia una metodología más interactiva y realista es más complicada.
“Existe una presión enorme para educar a un gran número de estudiantes. De esta manera investigaciones aplicadas en el campo y excursiones no son muy factibles. Eso requiere un cambio profundo, inversiones, más respaldo por las jefaturas de los centros universitarios y el rector en el sector, el ICF, a través del Programa CliFor”, manifestó Arend Jan Van Bodegom de la Universidad de Wageningen de Holanda. Con la asesoría de expertos en la materia del desarrollo curricular, el involucramiento de las universidades, la voluntad de los docentes de dichos centros universitarios y el apoyo técnico y financiero del Programa CliFor, la vinculación de la academia con las comunidades y los recursos forestales está cerrando brechas.
