spot_img

Cardenal Rodríguez llama a hondureños a no fomentar la división y el odio

Por:

Compartir esta noticia:

Tegucigalpa – El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, advirtió durante la ceremonia de ordenamiento de varios sacerdotes, a quienes promueven la división, la confrontación y el odio entre los hondureños, que todo reino divido, perecerá.

“Es necesario curar tantas heridas que lleva nuestro pueblo, por eso que nosotros sepamos que hay tanta gente herida por problemas materiales, por escándalos, corrupción, tristemente a veces también dentro de la iglesia, gente herida de las desilusiones de un mundo que miente y que engaña”, manifestó el purpurado.

Añadió que los sacerdotes deben estar cerca de los que sufren, de los pobres, de los excluidos. “La gente nos quiere cerca, pero nos quiere distintos, hombres de Dios, no debemos estar distantes, eso significa luchar por la santidad y quisiera que eso lo tengan presentes todos los días de su vida”, apuntó al dirigirse a los nuevos diáconos y clérigos.

Les manifestó que no están llamados a la mediocridad ni a estar instalados en el comodismo, sino que están llamados a caminar de una manera digna, de lo vocación con la que han sido llamados, a ser santos.

Agregó que se trata de una vocación para edificar la unidad de la iglesia en el vínculo del mismo amor y esa tarea tiene una enorme importancia en las circunstancias actuales de Honduras.

“Es muy lícito y muy justo luchar para que se elimine la corrupción; no es bueno sembrar la división, el odio y la confrontación; claramente dice Jesús, todo reino divido, perecerá, y que reflexionen aquellos que piensan que dividiendo, confrontando y odiando, pueden hacer un bien al país, ese es un error”, cuestionó el líder religioso.

En ese sentido, pidió a los nuevos diáconos y sacerdotes, ser constructores de comunión.

Homilía

Por otro lado, en la homilía celebrada este domingo en la catedral San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, el cardenal Rodríguez, se refirió a la reciente encíclica del papa Francisco, la que advirtió le corresponde a todos, porque “tenemos que cambiar nuestros hábitos de vida, no podemos seguir produciendo basura, tenemos que reciclar y tantas otras cosas interesantes que ustedes van a encontrar ahí, en esa encíclica”.

Rodríguez pidió a los feligreses a leer y estudiar esa encíclica que está publicada en la vigente edición del semanario Fides de la Iglesia Católica ya que implica un cambio cultural y no se puede seguir viviendo en una cultura del descarte.

Refirió que solo en los restaurantes de una gran ciudad del norte, se descartan 30 toneladas de comida diarias y en Honduras también muchas veces en las casas, en los comedores, en los restaurantes, se tira comida y verdaderamente eso no es vivir como verdaderos cristianos y por eso “la encíclica nos toca a todos”.

Advirtió que con el calentamiento global, se está derritiendo los glaciales del norte y del sur y el nivel de las aguas va ir subiendo y hay quienes dicen que eso va a ser dentro de muchos años, pero esa es la primera de las indiferencias.

“Nosotros no podemos pensar que vamos a heredar a las futuras generaciones un mundo completamente desordenado”, añadió al tiempo que se refirió al Salmo 106 que indica que hay que ser agradecido con la creación que puso tantos bienes que no se pueden destruir.

El purpurado también se refirió al pasaje bíblico donde los apósteles que viajaban en una barca por el mar de Galilea, sufrieron una tempestad con fuertes vientos y alto oleajes, mientras el Señor Jesús dormía profundamente sin que el movimiento brusco en la barca lo despertara, pero es que estaba probando la fe de sus discípulos.

Añadió que es la única vez que en el evangelio se describe al Señor Jesús durmiendo, pero el sueño de Cristo está diciendo una gran verdad, su gran confianza en Dios, su padre.

En ese sentido, el mensaje en el sermón de la homilía, es que siempre se puede confiar en Dios aún en medio de las tempestades, aún en medio de los peores problemas y por eso cuando los discípulos, le preguntaron a su maestro si no le importaba que se estuvieran hundiendo, Jesús les respondió si me importa, pero los reprendió por su cobardía y les consultó que si aún no tenían fe.

“Esta palabra es para cada uno de nosotros cuando nos sintamos tristes, heridos, desanimados, cuando pensemos que todo está hundido, que nada funciona, porqué ser tan cobarde, aún no tienen fe. El miedo es el peor enemigo de nuestra vida, Él nos reprocha nuestra falta de fe y de confianza”, apuntó el Cardenal.

spot_img
spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_img
spot_imgspot_img