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Cardenal nicaragüense pide a católicos orar por sacerdotes recién ordenados

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Tegucigalpa.– El cardenal nicaragüense Leopoldo José Brenes pidió este domingo a los católicos de Nicaragua unirse en oración por los sacerdotes recién ordenados, a quienes asignó sus parroquias en la Arquidiócesis de Managua, Masaya y Carazo.

El cardenal Brenes, también arzobispo metropolitano de Managua, Masaya y Carazo, dio a conocer los nombramientos de 13 presbíteros recién ordenados a sus nuevas misiones pastorales.

El sacerdote Luis Enrique Guevara fue nombrado vicario parroquial de la basílica San Sebastián, en Diriamba, ciudad del departamento de Carazo, donde hace más de cuatro años un grupo de religiosos fueron agredidos por simpatizantes sandinistas en el marco de la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde abril de 2018.

El lunes 9 de julio de 2018, un grupo de parapolicías irrumpió violentamente en la basílica de San Sebastián, donde agredieron a varios obispos y periodistas, entre ellos el exnuncio apostólico en Nicaragua Stanislaw Waldemar Sommertag, al cardenal Brenes y al obispo auxiliar de Managua y exiliado, Silvio Báez.

Esa agresión ocurrió cuando los obispos viajaron a Diriamba, situada 42 kilómetros al sur de Managua, para liberar a un grupo de enfermeros y misioneros franciscanos sitiados por los parapolicías en el templo.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua servía como mediadora y testigo de un diálogo nacional y, tras esos sucesos, suspendió las mesas de trabajo creadas con las que se pretendía superar la crisis en ese país centroamericano.

IGLESIA TIROTEADA TENDRÁ NUEVO SACERDOTE

En tanto, el presbítero Yadiel Lumbi Arteaga fue nombrado vicario parroquial de la iglesia Jesús de la Divina Misericordia, en Managua, la misma que fue tiroteada hace más de cuatro años y en la que murieron dos estudiantes que se manifestaban contra el Gobierno de Daniel Ortega y que se habían refugiado en ese templo.

Ese ataque fue perpetrado por un grupo de policías y civiles armados afines al Gobierno contra universitarios que estaban atrincherados en la estatal Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) y se refugiaron en la casa parroquial de la iglesia de la Divina Misericordia junto a periodistas y sacerdotes.

Otros sacerdotes fueron nombrados vicarios parroquiales de templos en Ciudad Sandino, Ticuantepe y San Francisco Libre, municipios vecinos de Managua, o en iglesias ubicadas en la capital nicaragüense.

El presbítero Walter Roberto Espinosa fue nombrado formador en el seminario arquidiocesano La Purísima.

«Invitamos a todos nuestros fieles a unirse en oración por estas nuevas misiones pastorales», abogó el cardenal Brenes, a través de una nota de prensa.

EL TEMOR DE LOS NUEVOS SACERDOTES

El jerarca había relevado el domingo pasado que los neocatecúmenos extranjeros de la Arquidiócesis de Managua pidieron regresar a sus países de origen, tras ser ordenados como sacerdotes en Nicaragua, un país que atraviesa una crisis sociopolítica desde 2018, en la que más de una decena de religiosos han sido arrestados o han optado por el exilio.

El presidente Ortega tildó de «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde abril de 2018.

Las protestas dejaron al menos 355 muertos según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos nicaragüenses elevan la cifra a 684 y el presidente Ortega reconoce que fueron «más de 300» y mantiene que se trató de un intento de golpe de Estado.

Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.

La comunidad católica representa un 58,5 % de los 6,7 millones de habitantes de Nicaragua, según el último censo nacional. EFE

(ir)

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