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Aunque CA quiera, Sudamérica confirma bloqueo a Honduras

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Tegucigalpa – Mientras las autoridades centroamericanas se aprestan a reunirse en El Salvador el martes para debatir otra vez el caso de Honduras y su retorno a la Organización de Estados Americanos (OEA), desde el sur enviaron el jarrón de agua fría para hacer entender a Tegucigalpa que no permitirán al país su regreso al sistema institucional.
 

Como siempre correspondió al agresivo presidente ecuatoriano Rafael Correa no desaprovechar un encuentro con el abierto enemigo hondureño en que se convirtió el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, para ratificar que no permitirá el regreso del país a la organización continental, a menos que accedan a sus deseos de ver presos a todos los que retiraron del poder a su amigo y socio José Manuel Zelaya.

Insulza salió corriendo a propalar los nuevos condicionamientos del grupo antiimperialista de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), del cual Correa se ha convertido en su portavoz para el caso de Honduras.

«No estaremos de acuerdo con el regreso de Honduras a la OEA mientras no haya garantías de que además de sancionar los asesinatos, los atentados a los derechos humanos, se sancione a los militares y políticos que auspiciaron y ejecutaron ese claro rompimiento democrático en Honduras», señaló el ecuatoriano en su programa de fin de semana, una copia del que hace su líder, el venezolano Hugo Chávez.

«No hay acuerdo» para el retorno hondureño a la OEA, sentenció Correa, que se cree con el derecho de dictar pautas a Honduras y sus instituciones.

Correa ya había desatado las carcajadas en Honduras cuando semanas atrás también había pedido la repetición de las elecciones, como condición para permitir el regreso de Honduras a la OEA.

Hasta donde llega la vara

Lo curioso del caso es que hasta el presidente de Chile, Sebastián Piñera, dijo que esperaba el cumplimiento del Acuerdo San José/Tegucigalpa para reconocer al gobierno del presidente Porfirio Lobo Sosa, cuando el mismo Insulza vino a la instalación de la Comisión de la Verdad y proclamó que era el último punto que le restaba cumplir a la actual administración para honrar dicho instrumento.

Pero los gobiernos del Alba y otros le han venido agregando nuevas exigencias a Honduras para condicionar su retorno a la OEA, los cuales no se encuentran en el referido acuerdo.

Y esas nuevas exigencias no han sido cuestionadas por Insulza, que nunca ha definido hasta donde llega la vara con que se mide a Honduras.

Pero Insulza si define claramente las varas de los demás países y el lunes se dijo no tener competencia para abordar el tema de la polémica desatada cuando el Senado de Chile aprobó el envió de una misión de observadores a las próximas elecciones parlamentarias de Venezuela, a verificarse en septiembre próximo.

La acción fue rechazada por Chávez, que a través del tribunal electoral, objeta la llegada de observadores independientes que monitoreen la limpieza de los comicios legislativos, los cuales quiere ganar a toda costa hasta dos tercios para continuar manteniendo el control total del país.

Adversarios

Lo especial del caso es que todos los países que se oponen al ingreso de Honduras a la OEA son los mismos que critican a la organización y proponen su cierre, ya que la consideran un organismo que está controlada y al servicio de Estados Unidos, aunque Washington corra con el 60 por ciento del financiamiento de la misma y los críticos aporten en conjunto el restante 40 por ciento.

En especial Chávez y su Alba, junto a México, proponen la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, un organismo que haría desaparecer de hecho a la OEA y en el cual, lógicamente, Honduras no sería parte.

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