Hablando a título personal, y no como presidente de la Asociación Nacional de Industriales, cargo que ostenta actualmente, Facussé dijo reconocer que ha sido una decisión difícil para el presidente Lobo.
Recordó que la empresa privada había ofrecido un aumento de 3,7 por ciento y el aumento que se hizo para las empresas grandes es más de un siete por ciento, más de la inflación interanual y de lo que había ofrecido la empresa privada.
Dijo que el aumento aunque no es retroactivo al primero de enero es retroactivo al 1 de septiembre lo que representa un problema legal pues ya la gente vendió el producto en septiembre y no puede recuperar este costo adicional.
“Pero en general lo que está sucediendo es una consecuencia lógica del desastre que se produjo en la economía por el aumento que hizo don Manuel Zelaya, cuando la inflación era de un 8 al 10 por ciento aumento en un 60 por ciento los salarios causando el cierre de numerosos salarios y la pérdida de empleo de 180,000 trabajadores”, indicó.
Ese aumento –agregó- todavía no ha sido posible que lo paguen 67 por ciento de las empresas, lo que nos indican que era imposible que pudiera haber un incremento mayor porque se dio en forma anticipada por don Manuel Zelaya.
Consideró positivo que Lobo no haya aumentado en esta ocasión el salario mínimo para la pequeña empresa, ya que fue el sector más golpeado por la decisión de Zelaya.
Previó que la gran empresa no estará satisfecha con la decisión, ya que el siete por ciento de aumento aprobado se une a otros incrementos como los aumentos al paquete tributario, a la energía eléctrica y a los combustibles.
“Pero creo que lo que va a prevalecer es la comprensión hacia el Gobierno, viendo los problemas que el mismo gobierno está teniendo y que lo ha obligado a tomar decisiones prácticamente heroicas”, señaló.
Facussé sugirió que para el futuro se adopte una nueva ley, que fije los aumentos una vez al año, de manera automática y en base a la inflación.