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Ambición, codicia y corrupción

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Por: Otto Martín Wolf

Los hermanos Lamar y Bunker Hunt, multimillonarios texanos, heredaron una fortuna de más de ocho mil millones de dólares.

Petróleo, un imperio inmobiliario, aviones y yates, colecciones de arte, caballos de pura sangre y todo lo que el dinero puede comprar.

Lo tenían todo… excepto moral.

Su ambición los llevó a planear una jugada financiera destinada a “acorralar” (corner) el mercado mundial de la plata.

Antes de seguir con la historia hay que hacer notar que eso está prohibido por ley y que conlleva sanciones penales y financieras muy duras.

Pues bien, los Bunker detectaron que el precio de ese metal en el mercado estaba por debajo del valor real, así que calladamente fueron comprando plata (la mayor parte en contratos de entrega a futuro) y pronto eran dueños de casi toda la que se produciría en los próximos años.

Un contrato a futuro le obliga a usted a pagar el precio estipulado, sin importar el valor real de mercado en el momento en que se venza.

Esas compras masivas, lógicamente, fueron elevando el precio de la plata que llegó a estar –esta vez- por encima del valor real.

Para dar una idea de lo que sucedió veamos los números: Cuando empezaron a comprar la onza valía 5 dólares, su influencia en el mercado la llevó hasta más de 50 dólares.

El precio subió tanto que viejas minas que habían sido abandonadas por no ser rentables de repente volvieron a extraer plata, países enteros como México y Perú aumentaron su producción a niveles nunca antes vistos.

Mucha gente inclusive desempolvó su cuchillería de plata y la vendió por su peso, ganando mucho dinero en la operación.

Pero, el aumento en la producción –y la oferta- hizo que los precios bajaran, desgraciadamente muy por debajo de lo previsto por los hermanitos Hunt.

Cuando los contratos a futuro empezaron a vencerse, para cumplirlos tuvieron que pagar mucho más del valor real de cada onza, perdiendo sumas astronómicas.

Pero, además, su maniobra fue detectada por las autoridades.

Resulta que, a consecuencia de la falla en el cálculo financiero y las demandas judiciales, pasaron de multimillonarios a pobres, de viajar en limousine a transporte colectivo; su ambición les hizo perder todo, inclusive la licencia para operar en la bolsa de valores.

No les bastó con todo lo que tenían? Para qué querían más y, sobre todo, para que tomar un riesgo tan grande?

Ambición desmedida sin duda, ambición ciega.

Lo sucedido en Guatemala, donde cayeron las cabezas del presidente y la vice presidenta es algo parecido. Ya estaban en una alta posición, una honrosa posición me permito agregar. Al finalizar su mandato disfrutarían de una pensión vitalicia y -dependiendo de su desempeño- honores y reconocimiento.

En lugar de eso ambos perdieron su cargo en vergüenza y bochorno y se encuentran en la cárcel donde posiblemente pasarán una o dos décadas.

Finalmente, el caso que ha ocupado titulares la semana pasada: La hermana del Rey de España y su esposo posiblemente vayan a prisión por haber utilizado su alta posición social y política para efectuar fraudes y estafas por varios millones de Euros.

Qué necesitad tenían? Su vida y futuro estaban garantizados, pertenecen a la más alta sociedad mundial, por el amor de Alá, hermana y cuñado del Rey, qué más podían querer?

Qué podían comprarse que ya no tuvieran? Para qué todo ese dinero?

Sólo para seguir agregando ceros a la derecha en sus cuentas de banco?

Un dinero que, aun saliendo impunes, jamás tendrían necesidad de gastar!

No creo que existan mejor palabras para describirlo que: Codicia, ambición y estupidez.

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