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Al menos 17 muertos en un ataque suicida en una boda en el norte afgano

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Kabu – Al menos 17 personas murieron hoy, entre ellas un conocido «señor de la guerra», y decenas resultaron heridas en el peor ataque suicida de los últimos meses en Afganistán, cometido durante una boda en el norte del país.
 

Entre los fallecidos figura el «señor de la guerra» afgano Ahmad Khan Samangani, que actualmente era parlamentario nacional y ofrecía una recepción por la boda de su hija a la que había invitado a un nutrido grupo de cargos y funcionarios del norte afgano.

«El suicida abrazó a Ahmad Khan Samangani e hizo estallar su chaleco explosivo», resumió a Efe una fuente policial en la zona.

El ataque ocurrió en torno a las 07.30 hora local (03.00 GMT) en el hotel Qasre Almas de la ciudad de Aybak, capital de la provincia de Samangan, un enclave relativamente tranquilo donde tenía su feudo político Ahmad Khan.

El suicida, de acuerdo con esa fuente, se hizo estallar en el salón de bodas, donde estaban presentes oficiales como el comandante del Ejército Sayed Ahmad Samay -muerto o herido, según distintas fuentes- o el jefe provincial de los servicios secretos, fallecido.

El portavoz policial de Samangan, Lal Mohammad Ahmadzai, afirmó que había 22 víctimas mortales y 42 heridos, la mayoría civiles, aunque el Gobierno afgano rebajó más tarde a 17 el número de fallecidos en el comunicado presidencial de condena.

El presidente afgano, Hamid Karzai, anunció, en esa nota, la apertura de una investigación y atribuyó lo sucedido a los «enemigos de Afganistán», el eufemismo que emplean las autoridades afganas para referirse a los insurgentes talibanes.

Aunque éstos han recurrido con frecuencia a los atentados suicidas para eliminar a sus oponentes políticos y los representantes del Estado, las milicias se negaron en un primer momento a atribuirse el ataque y dijeron estar investigándolo.

«Me he puesto en contacto con nuestros muyaidines en Aybak y hasta ahora no estamos seguros de la autoría, así que no podemos responsabilizarnos del ataque», explicó a Efe desde un lugar no especificado el portavoz talibán Zabiulá Muyahid.

«Ahmad Khan era una figura influyente en el norte del país y no hay duda de que tenía muchos enemigos, así que puede tratarse de un caso de hostilidad personal», añadió Muyahid.

Ahmad Khan era de la minoría étnica uzbeca, presente en el norte de Afganistán y tradicionalmente opuesta a los talibanes, que tienen sus principales caladeros de simpatizantes entre los mayoritarios pastunes, que pueblan sobre todo el sur y el este del país.

Había luchado contra la invasión soviética en los ochenta y contra el régimen talibán (1996-2001) y en la actualidad, tras un período de alianza con el presidente afgano, Hamid Karzai, estaba alineado con Rashid Dostum, el hombre fuerte de la minoría uzbeca.

Khan quedó fuera -por supuesto fraude- del Parlamento afgano tras las últimas elecciones, pero encabezó junto a miles de personas una campaña local de protesta contra su exclusión y la Comisión Electoral afgana decidió readmitirle junto a otros ocho candidatos.

La lucha entre los talibanes y el Gobierno afgano oculta a menudo un conflicto sordo en la arena local de la política afgana, donde los hombres fuertes y caciques rurales se enfrentan con virulencia e incluso usar alianzas nacionales para debilitarse mutuamente.

Pero en el pasado los talibanes han cometido ataques de calado contra algunos de los hombres fuertes del norte de Afganistán, como el general Daud Daud, jefe máximo de la Policía norteña y asesinado en un atentado suicida en mayo de 2011.

El norte del país, dominado por tayicos y uzbecos, ha sido habitualmente más tranquilo que los bastiones talibanes del sur y el este, aunque en los últimos años se han producido varios atentados de calado y virulentos estallidos de protestas entre la población.

Los insurgentes se hallan enfrascados en plena ofensiva bélica de primavera, en realidad una campaña de ataques suicidas, atentados y operaciones guerrilleras contra las fuerzas afganas y servicios de apoyo, y las tropas internacionales presentes en el país.

Su objetivo es derrocar al Gobierno afgano para implantar un régimen fundamentalista y conseguir la salida inmediata de las tropas internacionales, que se hallan inmersas en un proceso de repliegue con vistas a concluirlo en el año 2014.
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