Kabul – Al menos 14 policías fueron detenidos por supuesta negligencia y conexiones con un grupo insurgente que atentó esta semana contra un cuartel en el que murieron 22 agentes en el este de Afganistán, el ataque más sangriento contra las fuerzas de seguridad afganas en lo que va de año, informó hoy a Efe una fuente policial.
«Los detenidos están bajo custodia policial y son interrogados por fiscales militares», dijo el jefe de Policía de Logar, Abdul Hakim Ishaqzai, la provincia donde el martes cuatro suicidas con bombas atentaron contra un complejo policial.
Tres de los atacantes fueron abatidos por las fuerzas afganas, pero uno accedió al interior del cuartel general de la Policía en Pul-i-Alam, capital de la provincia, y detonó los explosivos en el comedor de las instalaciones.
Los detenidos son policías encargados en ese momento de la seguridad.
«La pregunta es cómo pudo llegar uno dentro del complejo, ya que se ve que alguien de la Policía le ha ayudado a entrar en el edificio», afirmó el jefe policial.
El portavoz del gobernador provincial, Din Mohammad Darwish, aseguró a Efe que fue un ataque bien coordinado en base a un plan, y «debería aclararse quién dio información a los insurgentes, porque el ataque lo lanzaron en base a información precisa».
El atentado, en el que también resultaron heridos ocho policías, fue reivindicado por el portavoz talibán Zabihullah Mujahid.
Afganistán atraviesa una etapa de repunte de la violencia tras la retirada a finales de 2014 de la misión ISAF de la OTAN, sustituida por la operación Apoyo Decidido, que mantiene a entre 3.000 y 4.000 soldados aliados en tareas de formación del Ejército afgano junto a unos 10.800 militares de Estados Unidos en «misión antiterrorista».
