La inscripción de las planillas de los movimientos internos de los cinco partidos políticos legalmente constituidos para participar en el proceso electoral representa la primera muestra de fuerza, organización y respaldo estructural que pueda tener una corriente partidaria para ganar la postulación presidencial y la mayoría de los 128 asientos en el Parlamento y de las 298 nóminas municipales.
La obligación de los movimientos internos es completar las planillas en 150 municipios y 10 departamentos.
Cerca de cuatro millones de hondureños están habilitados por la ley para ejercer el sufragio en los comicios internos que a finales de noviembre darán paso a las octavas elecciones generales que se realizan en Honduras luego de más de 20 años de dictaduras militares.
El país es gobernado por el presidente Manuel Zelaya Rosales, un bachiller maderero de la zona de Olancho, que ganó el proceso anterior con 999,006 votos contra 925,243 sufragios obtenidos por su principal contrincante Porfirio Lobo, lo que convierte Zelaya en el gobernante hondureño electo con más escaso respaldo popular.
En la actualidad ya un año y medio por entregar su mandato, encuestas divulgadas en las últimas semanas por la reconocida firma Cid Gallup ubican al presidente Manuel Zelaya con una aceptación popular de 28 por ciento.
En la medida que los procesos electorales generales han avanzado, también lo ha hecho el abstencionismo que refleja el desencanto de la ciudadanía, que poco a poco ha perdido la fe en los políticos y gobernantes. En el proceso anterior de los 3,9 millones de electores inscritos más del 45 por ciento dejaron de participar en la elección.
Los potenciales sustitutos Para los comicios internos, el oficialista y conservador partido Liberal cuenta con al menos tres fuertes aspirantes a la candidatura presidencial: el actual titular del Congreso Nacional hondureño, Roberto Micheletti; el vicepresidente del país, Elvin Santos y el periodista Eduardo Maldonado.
La Democracia Cristiana busca inscribir a Felicito Ávila como aspirante presidencial. Ávila fue un veterano dirigente de la Central General de Trabajadores (CGT), el brazo sindical de la Democracia Cristiana , y que se retiro hace años, pero que vuelve a la palestra pública representando a la tendencia que controla los destinos de la DC desde los tiempos de sus fundadores, los herederos del doctor Hernán Corrales Padilla. En tanto el Partido de Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD), amparado en el slogan “compromiso con Honduras”, ha desistido de participar en el proceso primario y liderado por quien se vislumbra como su candidato presidencial, Jorge Aguilar, construyen alianzas con diversos sectores inconformes con el acontecer actual. La Unificación Democrática, UD, la más joven de las organizaciones políticas hondureñas, de tendencia izquierdista, ha mostrado un veloz deterioro marcado por pleitos internos que pasan desde la disputa de cargos políticos y de elección popular.
Pero la UD todavía mantiene una tercera corriente fuera de la disputa, que es la que mantienen los fundadores como Matías Funes, Filadelfo Martínez y el dirigente campesino Rafael Alegría, que han sido dejados por fuera por las dos corrientes que se disputan el control de la organización. |
Un cóctel explosivo, viciado, inédito y hasta prehistórico
Aún más compleja y reñida con la ley, parece ser la situación del vicepresidente Elvín Santos, ya que la Constitución política hondureña prohíbe expresamente que el segundo a bordo del Ejecutivo aspire a la candidatura presidencial. Observadores del acontecer político local prevén que la incursión de Santos en el espectro político puede desembocar en la inestabilidad del proceso hasta llevarlo a riegos fatales para la democracia. El periodista Maldonado, un líder mediático que combina su devoción religiosa protestante con el hacer periodístico, es una figura novedosa en los procesos electorales.
Las diputaciones y hasta la presidencia del próximo Congreso hondureño también son objeto de marcadas disputas en el partido Nacional donde varios buscan desde ahora la titularidad de ese poder del Estado. Actualmente los nacionalista desde el Parlamento se han acomodado al establecimiento y la oposición casi ha desaparecido del escenario hondureño. El resto de los movimientos nacionalistas representan pequeñas fuerzas partidarias que según los estrategas de esa organización política servirán para consolidar los procesos democráticos internos a los que están poco acostumbrados. |
Presidenciables sin propuestas
La UD, concentrada en extrañas alianzas entre izquierdistas y religiosos protestantes, despierta la curiosidad de los politólogos que consideran el fenómeno objeto de estudio político y sociológico. Los udeístas tampoco han ofrecido un plan de país o al menos un esbozo de propuestas para combatir la crisis alimentaría, la inseguridad, el crimen organizado, mejorar el ecosistema o mantener la gobernabilidad. Un poco más imbuido en temas nacionales se han mostrado los dirigentes del PINU-SD, que frente a varios temas nacionales han presentado planteamientos y posiciones definidas aunque tampoco han estructurado un plan nacional de gobierno. |
El Lenguaje que los políticos desprecian
Migrantes Ninguno de los candidatos hondureños ha planteado políticas claras en el tema de los migrantes que generan más de dos mil millones anuales en divisas y que representan la principal fuente de sustento equilibrio social de la economía hondureña. En Estados Unidos habitan más de un millón de hondureños, la mayor parte indocumentados, unos 60 mil amparados en el TPS y más de 120 mil acogidos a las leyes de ese país. Las deportaciones masivas de indocumentados se incrementan cada año. En 2007 la suma se aproximo a los 30 mil repatriados por los puertos aéreos y más de 46 mil por las fronteras terrestres |
Alimentos: El tema del déficit alimentario y el hambre muestran un agravamiento sin que el gobierno ni sus sucesores hagan planteamientos claros para contrarrestar la inequidad en el agro, las escasas siembras y el hambre que ha permitido agudizar la pobreza en el último año. Cifras indican que los alimentos han registrado alzas de hasta el 40 por ciento en sus precios en lo que va del año y el los casos simbólicos de los frijoles la medida se aproxima a los 100 lempiras, mientras que la tortilla a un lempira la unidad, de acuerdo a cifras del propio Banco Central de Honduras (BCH). |
Economía y Costo de Vida El alto costo de la vida y los índices inflacionarios como lo maltrecho de las finanzas públicas agobiadas por pagos millonarios de subsidios sectoriales y beneficios particulares reflejan otra arista que es prioritaria para los hondureños, pero que se mantiene ausente de la agenda gubernamental y política. El alto costo de la energía eléctrica, los materiales de construcción, los alimentos, servicios públicos son en parte el reflejo de los movimientos del petróleo en el mercado internacional, agudizados por la ausencia de políticas de estado que protejan a los consumidores. |
Gobernabilidad: La corrupción agudizada por permanentes escándalos en el trafico de personas y que involucra a sectores oficiales; las compras directas que se han convertido en el pan de cada día de la administración pública; la falta de acceso a la información pública, los escándalos mediáticos distractores de la problemática nacional, el crecimiento del trafico, consumo y trasiego de droga y del crimen organizado con dudosos vínculos, son temas ausentes en la actual administración y en los planes de los que aspiran a sucederlos. |
Seguridad: Ninguno de los partidos tiene una política estratégica para contrarrestar la violencia que ha saltado de las temidas pandillas y maras de barrios al aumento de los asaltos, secuestros, ejecuciones de niños, femicidios, sicariato y un amplio bazar de delitos que conforman el catalogo del crimen organizado. |
Política Exterior La indefinida agenda electoral del gobierno actual, su alejamiento y casi confrontación con los aliados tradicionales y su búsqueda errática de endebles rutas hacia aliados circunstanciales quienes que hasta desconfían de las posiciones oficiales hondureñas son poco visibles ante los ojos de los que aspiran a suceder a Manuel Zelaya Rosales. |
Más de lo mismo Bajo este panorama, la campaña electoral hondureña, en su fase primaria, luce prehistórica y desalentadora para la ciudadanía.
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