EEUU-Cuba: Exilio cubano furioso, pero impotente ante restablecimiento de relaciones

Miami, (EEUU).- Furia y también impotencia. Así se sienten los cubanos en la capital del exilio anticastrista ante la decisión del presidente Barak Obama de restablecer relaciones con Cuba, rotas desde 1961.

El discurso de Obama, anunciando la nueva política hacia Cuba, fue recibido en Miami con reacciones enfrentadas y denotando, una vez más, que el exilio cubano está cambiando por un asunto generacional y que ya no tiene el peso político que tenía hace unos años.

La congresista cubano-americana Ileana Ros-Lehtinen calificó la decisión de Obama comomarco-e-ilianna “ilegal e inmoral”:

“Esto es una burla, un ataque a la dignidad del exilio cubano que tanto ha sangrado por la libertad del pueblo cubano”, dijo la congresista.

El senador Marco Rubio, también cubano-americano, dijo en Washington que hará todo lo posible, desde su puesto de futuro presidente del Comité del Hemisferio Occidental del Senado, de tumbar el nombramiento del nuevo embajador americano en La Habana y de rechazar los fondos para crear la nueva embajada.

Basta con darse uno una vuelta por el Café Versalles, en la Calle Ocho y la avenida 35 del suroeste Miami, para percibir la indignación del exilio cubano ante lo que consideran una “traición” de Obama.

“Ya Kennedy nos dejó una vez en la estacada, y ahora Obama nos vuelve a dar la puñalada por la espalda”, dijo Jacinto, un exiliado de 75 años y de 50 en Miami, quien se jacta de no haber regresado a la isla mientras los hermanos Castro sigan en el poder.

Jacinto se refiere a la decisión de última hora del Presidente John Kennedy, en 1961, de retirarle la cobertura aérea a los exiliados cubanos en la invasión de Bahía Cochinos, que fue vital para que esta fracasara en su intento de derrocar al régimen de Fidel Castro.

El Alcalde Miami, el también cubano-americano, Tomas Regalado, ya ha dejado en claro su oposición a que Cuba establezca un consulado en esta ciudad, que sería el sitio ideal debido al casi un millón de cubanos residentes en el Sur de Florida y  para las gestiones necesarias de los viajes a La Habana, que ahora se van a aumentar.

Regalado, cuyo padre periodista pasó 20 años en una cárcel cubana como preso político, alagó razones de “seguridad” para oponerse: “Algunas personas acabarían tratando de hacer algo al consulado”.

La reacción negativa del exilio “tradicional” era la esperada. Pero sin embargo, los jóvenes cubanos-americanos, la segunda y tercera generación nacidos en Estados Unidos, piensan diferente y más de un 60 por ciento de estos apoyan un nuevo enfoque hacia Cuba.

También los exiliados cubanos recientes, los que llevan aquí menos de diez años, están de acuerdo con la decisión de Obama, porque les ayudará a viajar con más frecuencia a ver a sus familiares y enviarles mas remesas.

La industria del turismo y de cruceros se está frotando las manos, pensando en el “boom” que significaría que los americanos puedan ir de vacaciones a Cuba, apenas una hora de vuelo entre Miami y La Habana.

banderas

Eso por ahora no es posible. El embargo contra la isla persiste y solo el Congreso, no el Presidente, pueden anularlo. Y eso será imposible, porque a partir de enero, tanto el Senado como la Cámara de Representantes estará controlada por los republicanos, que se oponen a un acercamiento hacia Cuba.

La decisión de Obama es el segundo desafió que hace a los republicanos en menos de un mes, después que adoptara una medida ejecutiva para legalizar a casi cinco millones de inmigrantes indocumentados.

La audaz y valiente decisión de Obama, con respecto a Cuba es adoptada a sabiendas que el exilio cubano ya no tiene, como lo tenia hace unos años, el poder e influencia para anular cualquier avance de reconciliación hacia la isla.

En términos electorales, ningún presidente se hubiera atrevido a desafiar el voto de los cubanos-americanos, que suelen votar por los republicanos o demócratas conservadores.

Si el legado de Richard Nixon, en política exterior, fue el acercamiento a China. El de Obama, a dos años del final  de su segundo mandato, podría ser el de Cuba.

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