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Después del susto de Escocia, Cataluña tiene en vilo a España y a Europa

Especial para Proceso Digital – El referéndum escocés, donde han sido derrotados los que pregonaban una independencia del Reino Unido, no ha servido para calmar los ánimos en Cataluña, donde siguen adelante los pasos para separarse de España y crear un estado propio.

España y Europa están vilo esperando a ver qué pasará con el desafío soberanista de Artur Mas, presidente de la Generalitat, el gobierno autonómico de Cataluña, que ha anunciado un referéndum para el 9 de Noviembre.

Esta consulta ha sido declarada ilegal por el gobierno español, que ha pedido al Tribunal Constitucional que la suspenda por no estar permitida por la Constitución y que esa decisión corresponde a todos los españoles, no solo a los catalanes.

La diferencia entre el referéndum escocés y el anunciado en Cataluña es que solo el primero era legal y autorizado, tanto por el gobierno central de Londres como por el regional de Edimburgo.

El escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, lo ha puesto muy  en claro cuando escribió en el diario El País de Madrid:

“La sensatez con que han votado los escoceses debería servir para contrarrestar en algo esa movilización irracional que, en el siglo de la globalización y la lenta desaparición de las fronteras, se empeña en desandar la historia y enjaular a los ciudadanos en prisiones artificialmente fabricadas por el victimismo, la falsificación histórica, la demagogia y el fanatismo ideológico”.

La decisión de los escoceses de seguir unidos al Reino Unido, por una ventaja de más de diez puntos porcentuales, ha dado un respiro de alivio a Europa. Se temía que una independencia hubiera sido un desastre para la Unión Europea y hubiera levantado la caja de Pandora de otras regiones que quieren lo mismo, no solo en España, sino también en Bélgica, Italia y en pequeños países de Europa del Este.

Pero en Cataluña, que tenía muchas esperanzas puestas por el “Si” escocés, no ha desanimado para nada el fervor separatista, impulsado y apoyado desde el gobierno autonómico.

De nada han servido las advertencias de Bruselas de que una Cataluña independiente saldría automáticamente de la Unión Europea y que tendría que ponerse a la cola para una futura y arriesgada reincorporación.

Ni tampoco las premisas de que esa región del noreste de España entraría en una crisis económica sin precedentes, sin poder usar la moneda del euro y sin tener acceso as los centros financieros internacionales para financiarse.

escociaLa idea de una independencia y de que Cataluña estaría mejor separada de España está bien anclara en la mente de una buena mayoría de catalanes que reniegan de las directrices de Madrid y que se quejan que una nación tan rica como la suya, tenga que financiar a otras pobres del país.

Cataluña, aunque no tiene aún la autonomía que goza Escocia, tiene su propio parlamento regional, controla su propia educación, justicia, policía y sanidad.

Y en esa región se habla mayoritariamente el idioma catalán y no el español. Las clases en las escuelas, colegios y universidades son en catalán. Y los catalanes se sienten, con toda razón, muy orgullosos de su cultura y de su lengua.

El presidente del  gobierno español, Mariano Rajoy,  ha dejado bien en claro que el anunciado referéndum del 9 de Noviembre no se va a celebrar, “por ser ilegal”.

Para eso ha puesto en movimiento todas las armas que tiene a su disposición para impedirlo, contando primero con la esperada apelación al Tribunal Constitucional, que tan pronto lo someta a trámite, deja en suspenso el referéndum.

El Partido Socialista (PSOE), el primero de la oposición, también se opone al referéndum pero critica a Rajoy de no ser “valiente” al no tratar de encontrar una solución negociada.

Para los socialistas, una respuesta al desafió soberanista catalán sería reformar la Constitución y crear un modelo federalista que conceda una mayor autonomía a Cataluña y al País Vasco.

Si le impiden el referéndum se espera que el Presidente catalán adelante unas elecciones regionales que puedan servir como un indicativo del fervor soberanista, a pesar que eso implicaría que su partido, Convergencia Democrática (conservador nacionalista), las perdiera.

Entonces, se espera que la tajada del león se la llevará el partido de izquierda  ultra nacionalista Esquerra Republicana y su líder, Oriol Junquera, podría ser el próximo presidente regional de Cataluña.

Junquera, al mando de la Generalitat, pondría las cosas aún más  difíciles a Madrid y daría otra dinámica al impulso soberanista, incluso, tal como lo ha anunciado, con la desobediencia civil.

 

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