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La inequidad en la educación se profundiza con la pandemia

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Tegucigalpa – En la medida que avanza la emergencia por la pandemia, crece la preocupación de los expertos por las limitaciones que surgen con los cambios en la enseñanza pues esto, sin duda alguna, influye en el rendimiento escolar en todos los niveles educativos, y el cierre de los centros conlleva a mayores desigualdades.

Se agudiza la deserción en todos los niveles educativos.

Soluciones pasan por la inclusión y participación de todos los actores.

Para el rector de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec), Marlon Brevé, ya antes de la pandemia había una gran inequidad, producto de la pobreza y la calidad de la educación y, lo más grave es que, esta se incrementa.

Roberto Brevé
Marlon Brevé.

 “Hoy esa inequidad se ha agudizado porque si antes había pobreza, hoy creo que hay muchas familias que están pasando extrema pobreza y no tienen ninguna posibilidad de recibir una educación con tecnología y si bien es cierto, los docentes están haciendo un gran esfuerzo en zonas rurales para llegar con materiales para pedirles a los padres de familia que les dé seguimiento, esas familias no tienen escolaridades altas y es difícil que alguien con escolaridades bajas le ayude a su hijo en casa”, anotó.

¿Para quién es el impacto más obvio? ¡Salvar primer grado! dicen los expertos

Aunque todos los niveles educativos son afectados, y todos los grados desde preescolar hasta el nivel superior resienten que la casa no es un aula, expertos coinciden en que el impacto más obvio es para los niños de primer grado.

Las autoridades deberán hacer un gran esfuerzo para que estos niños que estaban en preescolar, primer y segundo grado no deserten y si desertan debe ser prioridad para el Estado ir a buscarlos y que regresen”, Brevé.

El Director de Posgrado de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Doctor Armando Euceda, es del mismo criterio y remarcó: “Salvemos primer grado no es una expresión hueca o un eslogan”.

Añadió que “le toca al Estado jugar su papel estelar y no lo ha estado haciendo. Salvar primer grado es hacer que, en este año, más de 160 mil niños y niñas aprendan, por lo menos, a leer y escribir, a sumar y restar, para con ello alejarlos de ese abismo que construye la inequidad en el acceso que cerró  la escuela de un solo portazo; y la inequidad en el proceso que, al recurrir a los medios tecnológicos, separa al que tiene cómo, del niño de una familia pobre que lo atrapará para siempre la profunda noche de la ignorancia”.

Armando Euceda.

La realidad muestra una terrible inequidad

Una constatación simple pero contundente es la terrible inequidad que siempre ha existido en la educación, pública y privada, y la brecha se ha agudizado con la actual situación.

“En el nivel primario, en el colegio y en la universidad, el número de niños, adolescentes y jóvenes no escolarizados acorde con su edad – que teníamos antes de, y que crece con la pandemia – tiene un denominador común: son pobres y salvarlos es muy difícil si el capital cultural y educativo de sus hogares no da para construir una red de creencias en la cual el nodo de la educación esté en el núcleo y no en la periferia”, agregó Euceda.

Asimismo, el experto lamenta que en las actuales circunstancias “La inequidad en los resultados, en el logro de una educación de calidad, es totalmente predecible: terminarán el año académico con un papel en la mano que, más que un certificado, título o diploma, será un certificado de defunción académica” advirtió.

Lo anterior es inevitable, debido al peso de la brecha digital que siempre se ha sentido en todo el sistema educativo, y con la pandemia sólo se ha evidenciado más, se colige de las reflexiones de Brevé y Euceda.

Los datos proporcionados por los expertos indican que, el acceso a la Internet en Honduras es de los más bajos en el mundo (16.6 % de los hondureños tienen acceso) y entre la población hondureña la inequidad digital es desbordante (14.7 % de la población urbana versus 1.9 % de la rural).

La educación superior no es la excepción

La crisis ocasionada por la pandemia del COVID-19 ha afectado a todos los niveles educativos, también a la educación superior. Las universidades públicas y privadas fueron de las primeras instituciones en cerrar sus puertas a la enseñanza presencial, para evitar los focos de contagio de coronavirus.

“Esta pandemia ha profundizado la inequidad; en educación superior es similar, los jóvenes que tienen familias con limitantes económicas han tenido problemas para conectarse a internet y para recibir clases virtuales, ya sea con tele-docencia o conectarse a una plataforma y se advierte que las universidades tanto públicas como privadas han perdido entre un 20 y un 30% de sus estudiantes”, confirmó a Proceso Digital, Marlon Brevé rector de UNITEC.

Hay preocupación por los exámenes de admisión de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, por qué a estas alturas no se ha realizado la Prueba de Aptitud Académica (PAA), para los nuevos ingresos.

A la limitante de los nuevos aspirantes universitarios por  la falta de las PAA, se suman unos 20 mil estudiantes que se estima que se han retirado en la actualidad, por lo que el punto de mayor preocupación es la deserción, anota Brevé, a la vez que señala que el examen de admisión es un buen instrumento: “mi opinión personal es que no se elimine, pero si crear más inclusión, programas técnicos para que más jóvenes tengan acceso a una educación técnica universitaria corta de dos años”.

Breve, compartió que ya hay coincidencias con las máximas autoridades de las otras universidades en términos de que la universidad hondureña, también tienen que ser más flexibles; en ese sentido remarca que “los currículos no pueden ser tan rígidos; tenemos que insistir en currículos flexibles que tengan alta empleabilidad sobre todo currículos cortos técnicos, las universidades tienen que ser más emprendedoras e innovadoras tenemos que romper paradigmas”.

Adicionó que “se debe hacer las cosas diferentes y pensar en una gran cantidad de jóvenes que están en desventaja y que necesitan acceso a la educación superior, e insisto en la educación técnica asociada con desarrollo económico, reactivación económica con empleabilidad”.

En esa misma línea para Euceda, es básico que se piense en modernizar la currícula en todo el sector educativo, que vaya acorde con la modernidad, “en la práctica, en lo académico, se ha perdido el impulso la dinámica de diseño y transformación curricular, de formación continua de docentes, de diseño y construcción de aulas y escenarios pedagógicos propios del siglo 21”.

Enfrentando los desafíos

Frente a la desoladora imagen que plasma las dificultades del sector educativo, indistintamente de los niveles, lo más importante es reconocer que se están haciendo esfuerzos pero esos están lejos de ser suficientes para llegar a niveles deseables, tal como lo muestran estudios de académicos nacionales e investigaciones internacionales.

Para Marlon Breve, el sistema educativo de Honduras enfrenta dos desafíos principales durante la pandemia, el primero es minimizar la deserción que venía ocurriendo desde antes de la pandemia cuando un millón de jóvenes y niños no se matricularon, y cuando se proyecta que  después de la pandemia 800 mil  jóvenes han desertado “hay que minimizar esa deserción”.

El segundo desafío es aplicar una evaluación justa para los niños que siguen recibiendo educación, aunque sea de manera interrumpida y que el próximo año cuando hayamos retornado, “ojalá en la post-pandemia estos niños sean nivelados”.

El sistema educativo hondureño asume retos importantes.

Como propuesta ante la crisis y ante la inequidad educativa, reiteró que en primer lugar hay que reformar el currículo nacional básico para la educación en general y tratar de articular más la educación media con la educación superior y es básico realizar acciones encaminadas a reducir la inequidad.

Finalmente, remarca la necesidad de prepararse para un retorno a las aulas de forma progresiva y “ojalá cuando regresemos de manera semipresencial, de manera gradual, estemos listos, desde la parte de infraestructura hasta en lo curricular y en lo que corresponde a la organización comunitaria y los presupuestos necesarios, hay que darle prioridad a la educación y gestionar recursos para que no se recorten los presupuestos de educación sino más bien se aumenten, es la única manera de combatir las inequidades en el sistema educativo”.

El Director de Posgrado de la UNAH, Armando Euceda, concluye que “la única salida posible pasa por la inclusión y el compromiso de nuevos actores”. A la vez detalla que estos actores deben ser, “la sociedad civil, los gobiernos locales que superan el pugilato de la tradición política, los docentes de todos los niveles, los padres de familia y, de manera especial, los medios de comunicación que, aquí y en cualquier lugar, logran poner en la agenda mediática los temas que generan el debate cualitativamente significativo”.

En este punto, especificó que las columnas de opinión, los foros y debates en radio y televisión, las salas de prensa, las columnas editoriales deben de insistir en que la dimensión de la crisis es tal que, sin un modelo educativo que esté a la altura de la crisis actual, no hay salida posible de este abismo.

No se necesita ser expertos para entender que el cierre de las escuelas conlleva a desigualdades en la educación marcadas especialmente para las familias más pobres que no tienen holgura económica para compensar con recursos tecnológicos la pérdida de clases presenciales.

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